Nada salió como se esperaba. Una expedición en submarino para ver los restos del Titanic ha acabado finalmente en tragedia después de que se le perdiera la pista el pasado lunes. La compañía Ocean Gate dio anoche por muertos a los tripulantes del Titán y pidió respeto a las familias de las víctimas. El almirante de la Guardia Costera, John Mauger, lo dejó claro: «Esta mañana un ROV ha descubierto una pieza del submarino. El ROV encontró otros restos y al consultar a expertos determinamos que los restos se corresponden con una pérdida catastrófica de la presión en la cámara. Hemos notificado a las familias. La Guardia Costera de EEUU ofrece sus condolencias a las familias. No puedo imaginar lo que esto ha supuesto para ellos y espero que este descubrimiento les de consuelo en estos tiempos tan difíciles». El almirante se refirió a una «implosión catastrófica» como causa del desastre final. Los expertos habían establecido las 7.08 hora local (13.08 hora peninsular en España) del jueves como umbral aproximado en el que las cinco personas que viajaban a bordo del Titán se quedarían sin oxígeno. El submarino desapareció el domingo y, sin ninguna apertura, el margen de supervivencia a bordo se estimaba en 96 horas. En sentido estricto una implosión es la acción de romperse hacia dentro las paredes de una estructura hueca, como un submarino, cuya presión es inferior a la que hay en el exterior. Los especialistas explican que es posible que la presión generada por el peso del agua a esa profundidad haya superado a la resistencia del casco. Inevitablemente provoca la deformación de la estructura. Hay que tener en cuenta que en lo referente al submarino, el riesgo de implosión lo provoca la presión hidrostática. Es decir, la fuerza a la que se somete un cuerpo sumergido en un fluido. Evidentemente a mayor densidad hay del fluido la presión es mayor. La realidad es que son necesarios materiales muy fuertes para que las paredes del submarino puedan resistir la presión. «Por lo general, en los sumergibles de aguas profundas, la parte donde están los humanos es una esfera de titanio de unos 2 metros de diámetro», ha contado en la BBC el profesor de biología marina en la Universidad de Portsmouth, Nicolai Roterdam. En cambio, en el casco del Titán, que rodea la parte hueca donde se sientan los pasajeros, estaba hecho de fibra de carbono, con solo placas de titanio en cada extremo y una pequeña ventana en uno de ellos. El cofundador de la empresa del submarino advirtió de una «implosión instantánea» horas antes de la confirmación oficial. «Lo que sí sé es que, independientemente del submarino, cuando se opera a gran profundidad, la presión es tan grande que si hubiera un fallo se produciría una implosión instantánea. Si eso es lo que ocurrió, habría ocurrido hace cuatro días», ha afirmado, en la misma línea de la hipótesis de la Guardia Costera. «En todo caso, creo que tenemos que volver atrás y aprender de lo ocurrido, averiguar qué ha pasado, tomar esas lecciones y llevarlas adelante», ha dicho Guillermo Söhnlein este jueves en la televisión pública británica. A bordo del Titan viajaban el fundador de la compañía que organiza estas expediciones, Stockton Rush, el empresario y aventurero británico Hamish Harding, el explorador francés Paul Henry Nargeolet, el empresario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman.