Un programa intratable
'Sálvame' era un programa de la gente normal, por eso a muchos les espantaba, porque siguen soñando que la normalidad son ellos y sus gustos y no saben por dónde le está pegando el viento y creen que además es incompatible ver 'Sálvame' con escuchar a Mozart
La contra | Un programa intratable
Madrid
Son muchos años, muchas horas delante de la televisión. No era mi programa predilecto, pero por supuesto que lo veía. Lo mejor que se puede decir es que entretuvo a millones de personas. Y lo peor que se puede decir de Sálvame es preguntarse de qué manera las entretuvo. Lo justo creo que es preguntarse si no exageramos todos sus detractores y sus admiradores. Creo que dejó varias lecciones. La más importante fue enseñarnos que desde el momento en que nacemos nunca se sabe dónde acaba el guion y dónde empieza la vida. Fue un programa, a mi juicio, según mi diagnóstico, intratable desde que el 1 de mayo de 2009, Día Internacional del Trabajador, se estrenó allí Belén Esteban. Allí dejó una honesta declaración de intenciones. La animaron ese día en el plató a cantar una canción de Alaska y ella se puso a cantar 'Tengo un tractor amarillo' del Koala. A Belén Esteban le pertenece, además, una de las mejores frases que yo escuché nunca, no en 'Sálvame', sino en la televisión, cuando en una discusión la llamaron tonta y dijo "deja de llamarme tonta, que hay mucha gente tonta que nos está viendo". Sálvame, efectivamente, lo veía gente tonta, lo veía mucha gente lista y lo veía gente sabia. Sálvame era un programa de la gente normal, por eso a muchos les espantaba, porque siguen soñando que la normalidad son ellos y sus gustos y no saben por dónde le está pegando el viento y creen que además es incompatible ver 'Sálvame' con escuchar a Mozart. La normalidad hay que ganársela, hay que ganarse, saber estar en ella, hay que ganarse, denunciarla cuando procede y también hay que ganarse, disfrutarla sin pedir perdón.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio...