España se mete de lleno en un verano que promete cifras récord en el ámbito del turismo, pero con la pandemia aún presente. Y es que, aunque hayan pasado meses desde la caída de las restricciones, hoteleros, aerolíneas y gobiernos continúan hablando del sector en términos de recuperación: “Según nuestras previsiones, en 2023 se completará la recuperación del turismo, alcanzando de nuevo cifras récords en turistas y en gasto”, tal y como afirmó la ex ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. De cumplirse todas las previsiones, España podría llegar a superar las 71 millones de visitas internacionales que registró en 2022, con Cataluña y las Islas Baleares a la cabeza, seguida de cerca por las Islas Canarias, según datos de la cartera de Turismo. No obstante, esta euforia se puede encontrar con un gran obstáculo llamado inflación. Si bien el último dato correspondiente a junio refleja una importante bajada, todo parece indicar que irse de vacaciones será más caro, en especial para aquellas personas que tengan pensado coger un avión. Natalia Diez-Rivas, directora comercial de Kayak, sitúa el aumento del precio de los vuelos en más de un 30% con respecto al verano del año pasado, de acuerdo con los datos que maneja el comparador. Rivas aclara que este incremento “varía considerablemente en función del destino« y que »no todos subirán por igual”. Es más, no descarta algún milagro con algún destino concreto, pero sin demasiado optimismo. En el mismo sentido se pronuncia el profesor de Marketing de OBS Business School, Eduardo Irastorza, quien afirma que estas subidas, pese a oscilar también en función de la compañía, han sido generalizadas: «Lo vamos a notar en un 3% o 4% mínimo». Las cifras evidencian que el aumento de precios se concentra en los vuelos de larga distancia. La representante de Kayak pone de ejemplo de este encarecimiento a la capital de la isla de Bali, Denpasar, a nivel intercontinental, y a Creta a nivel europeo. “Si hablamos de Europa, tenemos en cabeza a Creta, en las islas griegas, y Dubrovnik, en Croacia«. Mientras que »a un coste más considerable también se encuentran escapadas a Oporto, Lisboa y Milán. A nivel nacional, los archipiélagos se sitúan en ambos extremos en término de precios. Las islas más asequibles son Ibiza o Palma de Mallorca, mientras que las subidas se han notado muchísimo más en Canarias, fundamentalmente en destinos como La Palma, Gran Canaria o Fuerteventura. Hace unas semanas, la directora para España de Ryanair, Elena Cabrera, confirmó en Hora 25 de los negocios el precio de los vuelos seguiría en auge. Cabrera hablaba de una subida de hasta un 20% en los próximos dos o tres años, haciendo así saltar las alarmas sobre el fin de los vuelos extremadamente baratos, de los que ha hecho bandera su compañía. Algo que parece confirmar Neil Sorahan, responsable financiero de Ryanair. “Los días de 9.99 han terminado al menos por algún tiempo”, señalaba en una entrevista con Bloomberg a finales de mayo. Los principales representantes del sector ya tienen la vista puesta en un futuro menos contaminante, que también pasará factura a los viajeros. Willie Walsh, director general de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), anticipa que «en los próximos 10-15 años veremos un aumento importante» en los precios del combustible. A menos que sea compensando con la reducción en otros costes, y no lo veo, entonces la gente deberá esperar que haya un aumento en las tarifas a medida que seguimos avanzando”, añade. El sector hotelero de Canarias observa con preocupación esta subida de precios. El avión, naturalmente, sigue siendo la principal forma de conexión del archipiélago con el resto del mundo. De hecho, por el aeropuerto de Gran Canaria pasaron cerca de un millón de pasajeros (988.304) durante el mes de mayo, en lo que supone un incremento del 10,7% en con respecto al año pasado, como evidencia un informe de AENA. Se alza como el sexto aeropuerto con más tráfico de España, seguido de cerca por el aeropuerto de Ibiza, o Tenerife Sur, que son séptimo y noveno respectivamente. Nicolás Villalobos, presidente de la patronal hotelera de Gran Canaria y director general de cadena Cordial Hotels & Resorts, confirma que, un año más, Canarias va «camino de récord», algo que atribuye a una demanda que llama «de revancha”. »Durante dos años estuvimos sometidos a restricciones circulatorias como consecuencia de la pandemia, eso llevó a la represión de las ansias de viajar y disfrutar de la población europea. En 2021 un 21% de su PIB provino del sector turístico, y facilitar la llegada de los visitantes se ha convertido en prioritario para muchos hoteleros, sobre todo en un contexto en el que se prevé que el turismo internacional se imponga al nacional. «Son muchas las amenazas que ahora mismo se ciernen sobre la aviación civil, y en particular en el marco de la lucha contra el cambio climático», señala Villalobos. En concreto, se refiere algunas de las medidas que ha implementado la Unión Europea, entre las que se encuentran la comercialización de los derechos de emisión, por la cual si las aerolíneas superan las emisiones que les han sido asignadas deberán pagar para adquirir más derechos, la tasa del queroseno, de la que ya se encuentran exenta los vuelos peninsulares con las Islas Canarias, o la imposición de combustibles sostenibles, conocidos como SAF (Sustainable Aviation Fuel). En este sentido, Villalobos reclama excepciones: «Lúchese contra el cambio climático, claro que sí, lúchese contra la emisión alegre de gases efecto invernadero o de CO₂ a la atmósfera, por supuesto que sí, pero toda norma general debe contemplar, soportar y admitir excepciones cuando hay cuestiones de emergencia social, porque hay más de 2 millones de españoles europeos que vivimos en mitad del Atlántico y a los que no se nos puede dejar aislados, no se nos puede sacrificar en el altar de la lucha contra el cambio climático». Paralelamente a las sanciones a la aviación civil en términos de ecologismo, los expertos señalan que detrás de esta subida generalizada, y con matices de la aviación, se encuentran otros aspectos como la inflación y el auge del precio del petróleo derivados de la Guerra de Ucrania y las restricciones a Rusia, aunque sus proyecciones a corto y largo plazo difieren. La relajación parcial de la inflación, así como la ligera bajada de los costes del combustible de aviación que se ha registrado estos meses, han contribuido a una moderación de “la tensión de los costes”, afirma Willie Walsh, de IATA. Aun así estos se siguen encontrando por encima de las cifras que se manejaban en años anteriores a la pandemia, como muestra el índice de precios del INE. A todo esto hay que sumarle el impacto del parón, consecuencia de la Covid-19. Un informe elaborado por Amex Global Bussiness Travel señala que parte de esta subida también se debe a que las aerolíneas no han logrado recuperar la capacidad operativa que perdieron durante la pandemia, en referencia sobre todo a la escasez de mano de obra cualificada en aerolíneas y aeropuertos, subidas salariales, o retrasos en la llegada de nuevas aeronaves. Todo esto contribuye a que la capacidad operativa de las aerolíneas haya experimentado algunas dificultades para dar respuesta a la demanda. Precisamente a la demanda se refiere el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) Javier Gándara, que recuerda que “es importante saber que en 2022 de lo que se trataba era de estimular la demanda para recuperar precisamente los viajes aéreos y por ello volar fue más barato que casi nunca en la historia”. Así, Gándara es reticente a hablar abiertamente de una subida de precios como tal. El presidente de ALA mantiene que «en los países de la OCDE desde 2019 hasta ahora, en términos reales, es decir, ajustando por la inflación, se han mantenido los precios y eso a pesar de que los costes de combustible (...) prácticamente se han duplicado». Datos que chocan con estudios como el de web de viajes Kiwi, que afirma que aunque se registrará «una bajada de precios en 2020 y 2021», en 2022 la web volvieron «los precios pre-pandémicos» e incluso «algo más caros en los vuelos de media y larga distancia». En el mismo sentido se manifiesta Rubén Sánchez, de FACUA, que asegura no ver nada fuera de lo habitual “en estas fechas«. Sánchez atribuye esta variación de precios a la antelación y la demanda: “Hay consumidores que contratan con mucha antelación para intentar encontrar vuelos más baratos. Hay otros que lo dejan para última hora y o bien sufren precios altos o encuentra determinadas ofertas muy concretas para determinados destinos, donde el precio puede seguir siendo bajo». ¿Hay esperanza? Sí. Para Natalia Diez Rivas, «si los usuarios invierten tiempo en buscar y son flexibles, aún pueden encontrar buenas ofertas de viaje”. Y es que algo tan simple como huir de las fechas con mayor demanda, puede suponer un ahorro de hasta el 50% en vuelos domésticos e internacionales que partan desde España. En definitiva, este 50% representa “la diferencia de precio entre la semana más cara para volar, el 31 de julio, y la más asequible, el 5 de junio”, concluye. En cualquier caso, con ofertas o no, el aumento del precio en el paquete vacacional no parece haber persuadido a los millones de personas que viajarán este verano por todo el mundo en busca de nuevas experiencias. Desde Kayak señalan que las búsquedas de vuelos «han aumentado más de un 30% en comparación con el verano de 2022». Aunque puede que esta tendencia no se prolongue mucho más. Eduardo Irastorza afirma que quizás es demasiado pronto para notar la reacción de los consumidores la subida de precios, por lo que habrá que estar atento la renta disponible: «Si esta se reduce, pues lógicamente el número de pasajeros irá en descenso. Tal vez no en los años inmediatamente posteriores a la pandemia, pero en futuros años sí se puede sentir.» En definitiva, el sector aéreo tendrá que continuar reinventándose para atraer a millones de viajeros pese a las subidas, en un contexto mundial en continua evolución que inevitablemente pasará por la transición ecológica.