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Larga vida al 'trash' con Esty Quesada y La Caneli: "John Waters siempre se la metió por el culo al mainstream"

La filmografía de John Waters al completo, desde sus inicios con 'Multiple Maniacs' hasta 'Los sexoadictos', y su papel como padre de la cultura underground se reivindican en el libro 'Larga vida al trash!', una retrospectiva en castellano de la obra del director con autoras como Esty Quesada o La Caneli

Larga vida al trash y John Waters con Esty Quesada y La Caneli

Larga vida al trash y John Waters con Esty Quesada y La Caneli

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Madrid

John Waters tiene a sus espaldas una filmografía que va de lo provocador al disparate. Lo camp, que diría Susan Sontag. De ahí que lo políticamente correcto sea para él como el anticristo. Su cine underground fue, poco a poco convirtiéndose en mainstream y algunas de sus películas se presentaron directamente en el Festival de Cannes. Para muchos y muchas, John Waters fue un emblema, un referente y sus historias el refugio en sus pueblos de provincias y en sus infancias no normativas. Es lo que cuentan La Caneli (Alberto Fernández) y Esty Quesada (Soy una pringada). Dos de las autoras de ¡Larga vida al trash!, un libro editado por Javier Parra en la Editorial Dos Bigotes, un libro colectivo que rinde tributo a la figura y la obra de John Waters, el cineasta de culto por excelencia.

"John Waters significa todo", dice Esty Quesada en una entrevista en la Cadena SER. "Significa abrirte en canal y ser radicalmente lo que tú eres y no pedir perdón por nada y ser políticamente incorrecta, que a mí me encanta. En el colectivo tenemos que ir de buenas ante los demás por razones obvias, para que nos tomen en serio, pero todo el colectivo somos Divine y está perfecto", dice en referencia a la actriz fetiche del cine de Waters, protagonista de Pink Flamingos o Polyester. Su capítulo en el libro cuenta cómo el cine de este autor saltó del underground al mainstream pero para hacer una grieta en el sistema. "Se pudo colar en el mainstream y hacer terrorismo", dice sobre Hairspray, película que supuso un antes y un después en su popularidad.

"No tenía ninguna pretensión, solo quería hacer una película bonita, sin secuestros de mujeres. Recordando los 60, la época en la que se crió y con la segregación racial. Le salió bien la jugada, porque se hizo millonario, y yo creo que se la metió por el culo al mainstream. La gente decía que era una película bonita", explica Esty Quesada. La película tuvo una versión en Broadway y en cines con Zac Efron y John Travolta haciendo del personaje de Divine. "Le quitaron todo el sentido reivindicativo que tenía", apunta. Lo cierto es que su etapa como director de culto le permitió trabajar con estrellas como Johnny Depp, Melanie Griffith, Christina Ricci o Kathleen Turner

Entrar y salir del underground es complejo. Hay una fina línea en la que el sistema se apropia de todo lo subversivo. La camiseta del Ché es el ejemplo perfecto. "Te puedes quedar en el mainstream, pero si eres una persona friki, creo que tienes un deber que es soltar tus píldoras y tus pequeñas bombas lapa. ¿Qué puedes perder? Bueno, quizá muchas marcas no quieren trabajar conmigo de primeras por mi discurso, y me parece muy bien. Pero es que el problema sería si todos quieren trabajar conmigo, porque significaría que soy un billboard".

Larga vida al trash y John Waters con Esty Quesada y La Caneli

"Waters lo hizo muy bien en ese sentido", apunta La Caneli, autora de otro de los capítulos. "Es verdad que es que vivir del underground tampoco es fácil. Su idea de lo que significa John Waters es similar. De hecho, su capítulo habla de una película bisagra, entre su cine más trash y el más comercial. "Cuando yo descubro a Waters, de repente descubro que otras realidades son posibles. Yo venía de Zamora, que es una ciudad muy pequeñita y, de repente, descubrirlo fue como abrir la mente, un director que no pide perdón, que coge la cámara y a sus amigos y se monta películas increíbles en los 70 con transexuales, maricones...". Un cine que ambas descubrieron en el videoclub. "Mi cinefilia nace y crece y se desarrolla en el videoclub. Yo con cinco años salía del colegio y me iba al videoclub de mi barrio, porque en cada barrio había uno, ahora ya no existen".

La Caneli, Alberto Fernández, tiene un podcast en el que habla de cine, ¡Ay, la Caneli!. "La idea era dar voz también y crear una especie de comunidad. Lo último que hemos hecho es una lista de mejores películas LGTBI de la historia, como una respuesta a todas estas listas de las revistas de las películas más importantes de la historia del cine, en las que nunca hay películas con personajes homosexuales transexuales. Es que si no lo hacemos nosotros, si no sale de nosotros que crear esta especie de historiografía, no va a salir del mundo hetero".

El autor de Polyester y Hairspray ha visto como sus películas, consideradas zafias en su estreno, ahora tienen un 100 por 100 de críticas positivas y cómo gracias a Internet vuelven a verse en lugares donde fueron prohibidas o directamente era imposible encontrarlas. Pink Flamingos fue su gran éxito, protagonizada por Divine, amiga y musa del cineasta, la película ha logrado formar parte del Registro Nacional de Cine de Estados Unidos por su aniversario. La película tuvo cinco cortes de la censura: por una felación, por una inseminación artificial, porque se comía mierda y por un pollo al que mataban.

En toda esa efusión de mal gusto y brutalismo hay una crítica al modo de vida americano. A la familia mojigata y recatada, a los valores religiosos presentes hasta en el billete de un dólar, y al sueño americano. El gran villano del cine de John Waters. También hay una revolución en los cuerpos. Las mujeres y los hombres de su cine no corresponden con el ideal de delgadez y belleza de Hollywood. "Pero la revolución de los cuerpos nunca va a poder pasar, porque si tú aceptas tu cuerpo tal y como es la industria de los cosméticos, la industria de las dietas perdería millones de dólares. Hemos aceptado al colectivo LGBTIQ, pero a un tipo de maricón que es alto, delgado, musculoso, bla bla bla, al final, los gordos nos quedamos como en otra parte. Pero yo no necesito que nadie me acepte ni que nadie me valide".

 
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