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Eva Longoria: "La representación es un problema en Hollywood. Todo el mundo piensa que es muy progresista y no es así"

La actriz, famosa por su papel en 'Mujeres desesperadas', debuta en la dirección de largometrajes con la historia del inmigrante mexicano que ayudó a crear los Cheetos picantes. Volcada desde hace años en su trabajo como activista y filántropa, Longoria se ha propuesto cambiar la imagen de sus compatriotas en la industria

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Madrid

Hace 10 años que Eva Longoria decidió volver a México. Volver es un decir porque la actriz nació en Texas en 1975 y creció como una niña americana en una familia numerosa. Sus padres eran profesores y siempre le inculcaron que podría llegar donde quisiera si se esforzaba en su formación. "Tenía un madre increíble, una maestra, mis tías eran profesoras y mi familia siempre me decía, tú puedes hacer cualquier cosa, tú puedes ser educada, tú puedes ser independiente, puedes conseguir tus sueños. En mi casa yo podía ver a muchas mujeres que eran un ejemplo. Si mi tía está viajando, yo puedo viajar, si mi tía tiene trabajo, yo puedo conseguir trabajo. Es importante el ambiente y quien te está enseñando todas las cosas de la vida", explica la intérprete de 'Mujeres desesperadas' en conversación con la Cadena SER. Con los años, Longoria, que ha admitido en varias ocasiones que era 'el patito feo' de la familia y la más racializada de sus hermanas, empezó a darse a cuenta de que las oportunidades no eran las mismas para su comunidad. Para los chicanos, término con el que se llama a los estadounidenses de origen mexicano.

"Hay gente en nuestra comunidad mexicana que ha vivido lo contrario. Que les decían, tú no vas a hacer nada en tu vida, no eres inteligente, sólo vas a estar aquí vendiendo pastillas y drogas. Y cuando escuchas eso, siempre piensas que es el único trabajo que puedes hacer", añade la actriz sobre el trato y la criminalización que sufren sus compatriotas desde la infancia en suelo americano. 'Si desde niño te dicen que eres un delincuente, al final te acabas convirtiendo en un delincuente', dice en un momento de la película el protagonista de Flamin' Hot: La historia de los Cheetos picantes (disponible en Disney+), historia que muestra cómo es difícil imaginar un futuro en América y cómo también se puede cambiar el relato aunque sea echándole mucho morro.

La vida de Richard Montañez, el conserje y limpiador que ayudó a crear este snack picante, encajaba a la perfección con las inquietudes profesionales de la actriz, dedicada en esta etapa, confiesa, a reconectar con sus raíces y a alumbrar producciones que cambien la imagen de los inmigrantes. "Leí el guión y no sabía la historia. Y me da pena porque este hombre es mexicano y americano como yo. Y yo pensaba, por qué yo no yo no sé nada de este hombre o esta historia. Porque es una historia muy importante de una marca, de las más grandes del mundo, vale un billón de dólares. Y es una película también muy inspiradora, es una historia que está llena de fe, llena de amor, llena de valores, de familia, comunidad. Estaba como obsesionada, me decía, tengo que contar esta historia a todo el mundo", defiende Longoria sobre su salto a la dirección de largometrajes -ya había estado al frente de capítulos de series y anuncios antes- con un biopic no exento de polémica.

Una investigación de Los Angeles Times, en base a numerosos testimonios y archivos, desmiente que este empleado tuviera la idea de crear este aperitivo pero la empresa, Frito-Lay (filial de Pepsi y fabricante de Cheetos, Doritos, Lay's y Ruffles, entre otros snacks), sí reconoce que este hombre mexicano sí pasó de trabajador de planta a directivo de marketing. Es decir, el relato es menos hollywoodiense y épico, pero en esencia es igual o más interesante porque Montañez se ha dedicado en los últimos años a escribir libros, dar conferencias y vender la historia del hombre hecho así mismo. Y ahí la metáfora de la película es aún más potente. Nadie va a contar tu historia si no lo haces tú mismo. En este caso, Eva Longoria, con todas las licencias.

"Hay un problema en Hollywood porque nunca muestra hombres como los que conocemos, como los de comunidad, como mi papá, como mi tío, como suena un acento. Y para mí era muy importante poner una imagen en pantalla para que nuestra comunidad dijera, ah, yo puedo ser cualquier cosa en mi vida. Ojalá que todos los latinos que vean esta película, se motiven y se den cuenta de que pueden lograr sus sueños", argumenta la actriz que rápidamente matiza eso del sueño americano. "El sueño americano no es igual para todo el mundo, esta es una historia de éxito que invita a lograr tus sueños", aclara mientras sigue atizando a una industria que, pese a dar pasos en los últimos años, sigue siendo racista y clasista.

"La representación es un problema en Hollywood. Todo el mundo piensa que es muy progresista y que Hollywood está haciendo lo correcto, pero es al contrario. Hay menos mujeres detrás de la cámara que en años pasados, hay menos latinos enfrente de la cámara hoy que en años pasados. Estamos en el camino contrario a la dirección que tenemos que ir y yo estoy haciendo un poquito de trabajo para cambiar el imagen de nuestra comunidad", defiende de su nueva posición, más alejada del trabajo de actriz Los Ángeles y más centrada en producir contenidos en streaming que reivindiquen la cultura mexicana.

La carrera de Eva Longoria, sin embargo, sí sería un ejemplo de ese sueño americano. La hija pequeña de una familia de clase media, con dificultades económicas, que gracias a un concurso de talentos dio el salto a Los Ángeles y empezó a participar en algunas series. Tres años más tarde se convertiría en una estrella por su papel en Mujeres desesperadas, ficción que le dio un estatus que ella ha sabido aprovechar también fuera de la pantalla en todos estos años. "Yo soy un ejemplo de éxito, sí, para mi comunidad, para las mujeres, para mi familia. Siempre estoy haciendo cosas en mi vida con mi fundación y con mi trabajo filantrópico, porque yo quiero dar a los demás. Y para mí ese trabajo es mucho más importante en la vida que actuar o dirigir. Esta película es un poco de mi activismo político", declara la actriz que ha cursado ciencias políticas y estudios chicanos, ha sido invitada a hablar de inmigración en la Casa Blanca y recaudó fondos latinos para Obama. De hecho, hace poco fue recibida por Joe Biden para presentar Flamin' Hot: La historia de los Cheetos picantes en la misma sede presidencial.

Pese a este giro en su carrera en los últimos 10 años, a Longoria aún le cuesta manejarse con el español. Cuenta que su primera lengua siempre ha sido el inglés, que su segunda es el francés -fruto del tiempo que pasó en el país galo con su exmarido, el jugador de la NBA Tony Parker-, y ahora va mejorando con el español. Y eso que tiene hasta un profesor muy exigente en casa. "Mi hijo es muy mexicano, muy, muy, muy mexicano. Él siempre está corrigiéndome mi español, él habla perfecto. Yo siempre estoy diciendo cosas raras y dice, mamá, esa no es la palabra. Pero me gusta que lo haga. Esa es la experiencia de las americanas mexicanas, cuando estoy en Estados Unidos, soy la mexicana, cuando estoy en México, soy la americana y yo no tengo un lugar que puedo decir aquí estoy. Siempre somos los chicanos", concluye entre risas.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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