La visita al dentista de Ana Pazos que acabó con una brillante disección al arraigo, la meritocracia y el desencanto en 'Matar el nervio'
La escritora y periodista catalana debuta con 'Matar el nervio' un retrato descarnado de la insatisfacción de la juventud

La escritora Anna Pazos / cedida

Joan Didion nos enseñó que la literatura puede ser un medio para entender y enfrentar la muerte. Rachel Cusk que escribir y leer podía ser el vehículo para hacer frente a un paisaje emocional incierto. De las dos escritoras bebe el primer libro de Anna Pazos, escritora y periodista catalana que ha cerrado un círculo vital o, al menos, esa era la intención, con Matar el nervio, editado por Random House. El título surgió de una visita al dentista, que conectó lo físico con una dolencia emocional que Pazos arrastraba. "Tenía una horrible infección en una muela y tuvieron que matar el nervio. Eso llegó en el momento perfecto, porque estaba en ese momento de la vida en que estaba haciendo un poco de balance de la última década, sobre todo de los 20. Había algo que tenía que matar o poner por escrito, que es lo mismo. Cuando algo lo conviertes en literatura o lo escribes, lo estás exorcizando", nos cuenta en una entrevista en la Cadena SER.
Matar el nervio es una revisión de su juventud. Una mirada a sí misma, pero que tiene conexiones con vivencias y estados de ánimo de toda una generación. Autobiografía pura y dura en la que Pazos cuenta rupturas, confesiones y hasta indaga en el pasado familiar. "La ficción no me interesa como escritora, como lectora sí", reconoce. "De hecho, inicialmente me lo imaginaba como algo más de ensayo y crónica, más hardcore. Pero luego, cuando me puse a escribir, salió más narrativo. Mi experiencia íntima y personal tomo más espacio en la narración". Sobre las influencias de Didion O Cusck dice que llegaron a posteriori. "Las había leído y me habían interesado mucho, porque son herederas de esta tradición más anglosajona de la escritura de uno mismo, mezclada con el ensayo y con la teoría".
Todo eso tiene este libro atravesado por la pulsión por vivir experiencias, emociones, por mejorar y no fracasar y por el choque de realidad en cada una de las etapas. "Simplemente se transforma esa energía. Y no sé si es generacional, lo que supone es una incapacidad de tener como una una vida muy estructurada. Es todo más líquido, pero creo que el sentimiento de fondo es más una cuestión de temperamento y una cuestión de juventud en sentido amplio".
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El arraigo es complicado. Es casi una huida hacia adelante. "Hay algo de huida frustrante también, no sólo de crecer o de que haya algo más grande, sino también está un intento de que haya un arraigo, pero luego ese arraigo nunca se produce, y ahí es cuando llega el desencanto. Esto sí que se corresponde con un momento actual social". El desencanto es, por tanto, la consecuencia inevitable de ese hambre voraz y esas expectativas imposibles de cumplir. Está en el trabajo, en el arraigo, por supuesto, pero también en el plano sentimental. Pazos cuenta sus relaciones íntimas, sus rupturas. Quizá la más loca de todas es la que le lleva a enrolarse en un velero con su pareja de entonces para dar la vuelta al mundo. "La travesía fue el final de un viaje que hice con el fotógrafo Guillermo Cervera, que era mi pareja en ese momento. Fue su aventura y yo me sumé. Era un velero de 12 metros en el cual, él pretendía dar la vuelta al mundo y yo fui unos meses y el viaje acabó con esta travesía del Atlántico que cuento".
Esa insatisfacción la genera un sistema de meritocracia que anima a los jóvenes sin darles erramientas. "Hay una comparación constante. El pensar que mi edad esta otra persona ya había publicado tal o cual cosa. Había una necesidad de ser alguien, de demostrar algo. Y eso se convierte en una enfermedad que no te permite estar tranquila y vivir tu juventud sin más. A los 26 años se puede tener la sensación de que llegas tarde a las cosas".
Cada vez se necesita una ciudad más grande. Tesalónica -donde Pazos estuvo de Erasmus en plena crisis de la democracia griega- ya no es suficiente. En Jerusalén se complica la situación política. En Nueva York llega una pandemia. El libro refleja la sensación de que nada es suficiente, de que una ciudad acaba y se necesita otra más grande, más caótica, donde pasen más cosas. "Es una cuestión de ambición, una cuestión de juventud y de esa necesidad de experimentar y también de recibir una cierta validación que yo la asocio mucho a una etapa de la vida". Una etapa que parece que acabó cuando llegó a Barcelona y tuvo una hija, pero que sigue de alguna manera. "Yo voy diciendo en entrevistas que esa etapa ya se ha acabado, pero es totalmente falso, porque luego regresas a tu casa y decides que no te vas a mover nunca más, pero te siguen pasando cosas absurdas", añae.
Anna Pazos es periodista, un oficio que ejerció en las distintas ciudades donde ha vivido. Jerusalén, Nueva York y ahora Barcelona. El propio oficio se funde en ese contraste entre pulsión por escribir y contar y realidad que baja los pies a tierra. "Entro en la profesión con una idea muy idealizada, que es una cosa que creo que pasa bastante", confiesa ante una profesión donde el paro y la precariedad son la norma y no la excepción. "Es una profesión que permite mucha épica y mucha idealización, pero después te encuentras con la realidad de unas prácticas y unas condiciones que no tienen nada que ver con las que te habías imaginado".
Quizá esa identidad como periodista y esa formación es la que cubre el libro de un significado político y social. La autora revisa el contexto político de cada ciudad que visita. "Esa era la intención principal, intentar hacer un retrato de estos tiempos que nos ha tocado vivir. Intentar transmitir el estado de ánimo y responder a la pregunta de qué significa vivir en estos tiempos. No quería hacer una crónica ni del conflicto palestino, ni de nada. Pero sí que se marcara ese desencanto con la política, con la falta de referentes". Es por ello que menciona el movimiento Me Too, que mira con escepticismo al principio, desde su apartamento en Nueva York. También la campaña de Bernie Sanders en 2018 en las primarias demócratas. "Luego en todo eso se acabó filtrando y mezclando mi historia personal, porque al final me di cuenta de que era como imposible de extirpar, porque para la experiencia que tienes del mundo, al final todo está mezclado y una cosa es inseparable de la otra".

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




