Tom Cruise vuelve a superarse en 'Misión imposible 7', una épica película de acción con la que salvar a los cines
El actor protagoniza esta entrega, puro espectáculo, en el que será uno de los blockbusters del verano con el algoritmo y la Inteligencia Artificial como los villanos del mundo
Tom Cruise vuelve a superarse en 'Misión imposible 7', acción épica para salvar los cines
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Madrid
Dice Tom Cruise que tiene un único objetivo: el público. A juzgar por la última entrega, la siete nada más y nada menos, de Misión imposible, una de las sagas más importantes del cine de acción y espionaje, el actor y productor no miente. A sus 61 años recién cumplidos, Tom Cruise sigue protagonizando escenas de acción, cada vez más peligrosas y sorprendentes, entrenando y dando al público lo que quiere ver en este tipo de productos, ni un respiro en las casi tres horas de metraje. Misión Imposible. Sentencia mortal Parte 1 cumple todo lo que promete.
Creada en 1996, la franquicia ha sobrevivido tres décadas y llega a esta séptima entrega donde Tom Cruise, ha rodado la escena más peligrosa de toda su carrera. Él mismo la coordinó y supervisó, con permiso de su director y amigo Christopher McQuarrie. Estuvo meses entrenando a motocross, dando saltos en circuitos construidos al aire libre y el equipo hizo cálculos matemáticos para saber dónde saltaría y donde ubicarían la cámara en ese salto en un precipicio montañoso en Noruega.
Si repasamos cómo ha evolucionado la saga, vemos que Misión imposible mantiene las esencias, pero ha ido adaptándose a los nuevos tiempos, a las exigencias del mercado y a las modas del cine de Hollywood. Es cierto que ya la primera entrega tenía sus buenas set pieces, pero la locura se ha adueñado de las últimas películas. Fue en los noventa cuando Brian de Palma rodó esta película de acción, con cierto sello personal y toque Hitchcock incluido, que adaptaba una serie de televisión de éxito de espectadores. La película contaba historia de un agente que era reclutado para solucionar un ataque en la central de la CIA y nos brindaba una escena que todavía hoy recordamos en la que el actor aparece colgado del techo para robar algo a priori inaccesible.
La segunda entrega fue el patinazo, aunque para algunos, de tan mala, ha acabado siendo una especie de obra que reivindicar. John Woo cogía el testigo de De Palma y ubicaba al personaje en Sevilla, en medio de la Semana Santa y las Fallas, todo junto. Una entrega que abusaba del stop motion y de la acción hortera y que tenía a Anthony Hopkins como gran reclamo. J J Abrams llegó a dirigir la tercera con uno de los mejores villanos de todos los tiempos, el fallecido Phillip Seymour-Hoffman y con una pata de conejo como gran protagonista de la acción. Hubo una cuarta, Misión imposible, el protocolo fantasma, que revitalizó al franquicia y volvió a dar escenas de acción inolvidables, como la escalada en el Burj Kalifa. Fue en la quinta cuando llegó Christopher McQuarrie que sigue en la saga hasta ahora y que la ha convertido en un espectáculo visual y de entretenimiento donde hemos visto a Tom Cruise hacer de todo.
Con la banda sonora de David Elfman, esa que todo el mundo ha tarareado más de una vez, ha ido incorporando a actores y actrices como Kristin Scott Thomas, Jeremy Renner, Alec Badwin, Angela Basset, Henry Cavill. Rebecca Ferguson y Vanessa Kirby debutaron en la sexta y repiten aquí, mujeres que rodean al único e indiscutible héroe del filme, Tom Cruise. Todas sus cualidades ya las dictó Homero en Odisea: moral intachable, drama interior, amigo de sus amigos, fuerza de voluntad, inteligencia y valor y hasta un trato de las mujeres protector y condescendiente, lo único viejuno de esta séptima entrega, que llega con un Me Too de por medio.
Nuestro Homero (también conocido como Tom Cruise) y su equipo se enfrentan a la misión más compleja de todas, localizar una nueva arma que, básicamente, tiene todos los datos de todos los habitantes del mundo. Es capaz de controlar las mentes y hacer pasar por verdad aquello que no lo es. Aviso para los malpensados, no es Twitter, pero la entrega nos habla de las fake news, del miedo a que el mundo lo controle gente que miente, que quiere aniquilar al enemigo y que no sepamos, ni siquiera el héroe, qué es verdad y qué es mentira y, lo más importante, perdamos nuestro libre albedrío. Que el villano sea el algoritmo y la inteligencia artificial es toda una declaración de intenciones en este mismo momento, de huelga de guionistas en Hollywood, entre otras cosas, por el poder que la tecnología ha acaparado en nuestras vidas. También en este momento en el que Elon Musk está desatado y en el que Chat GPT empieza a asustar.
Las películas de espías han servido a Hollywood para apuntalar sus villanos, que han sido cubanos, rusos, chinos y africanos, dependiendo del momento geopolítico concreto. Basta analizar la saga de Bond o la de Misión Imposible que empieza con un submarino ruso hundido, clave para la historia posterior, y con tambores de una posible tercera guerra mundial. La película se rodó antes de la invasión de Ucrania y se escribió antes de la pandemia. La cinta de Christopher McQuarrie da en el clavo y no puede ser más pertinente en este momento, encima adereza todo con increíbles escenas de acción que hacen que el ritmo no decaiga y que el espectador esté embobado viendo la pantalla y olvidándose hasta de lo más ridículo del guion, puesto que la película se deja llevar por cierto sentido del humor. Hay broma sobre las siglas FMI y hay broma con los cambios de caras y caretas y máscaras.
La política está, porque mal que le pese a Vox y a muchos otros, todo discurso cinematográfico tiene un discurso y una visión del mundo y toda visión del mundo reproduce un esquema político. Misión imposible 7 también. Por tanto, mientras el espectador se agarra a la butaca y aprieta los labios cuando Tom Cruise corre por el aeropuerto donde le persigue todo el mundo, o cuando galopa en el desierto, o cuando conduce con una sola mano por las calles de Roma -la otra la tiene esposada a la chica, claro-, o cuando se pelea en los canales venecianos o cuando intenta parar un tren en marca... hay un discurso de cómo vemos el mundo y cómo lo dividimos en buenos y malos. Misión imposible es puro entretenimiento y diversión, pero también un discurso, no lo olviden.
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...