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Hollywood vivirá una huelga histórica: los actores se suman a los paros de los guionistas para paralizar la industria

El sindicato de los intérpretes, formado por unos 160.000 miembros con, entre otros, Meryl Streep, Jennifer Lawrence o Pedro Pascal, decide ir la huelga para negociar sus derechos en la era del 'streaming'

Jane Fonda durante una manifestación (Jay L. Clendenin / Los Angeles Times via Getty Images) / Jay L. Clendenin

Madrid

El Sindicato de Actores de EEUU (SAG-AFTRA) ha anunciado la madrugada de este jueves que las negociaciones para la renovación de un convenio colectivo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) culminaron sin éxito. Este jueves, miles de actores de cine y televisión de Hollywood han votado a favor de la huelga uniéndose a los escritores que abandonaron el trabajo hace 11 semanas.

"SAG-AFTRA negoció de buena fe y estaba ansioso por llegar a un acuerdo, (...) pero las respuestas de la AMPTP a las propuestas más importantes del sindicato han sido insultantes", expresó la presidenta de la unión, Fran Drescher. El gremio, que representa a más de 160.000 actores, anunció que por la mañana la junta nacional del sindicato mantendría una reunión para aprobar formalmente el lanzamiento de la huelga.

Hollywood se asoma a un precipicio incierto y al bloqueo total de la mayor industria cultural y de entretenimiento. La decisión del Sindicato de Actores (SAG-AFTRA) de ir a la huelga para negociar sus derechos es un punto de inflexión por la dimensión de la organización y la imposibilidad de llevar a cabo rodajes sin intérpretes. Los paros de este sector se suman a los de los guionistas, que llevan ya más de dos meses de protestas, y con los estudios inflexibles con los escritores. De hecho, medios americanos han publicado informaciones en las últimas horas que han calentado los ánimos. Las compañías están dispuestas a llevar al límite a los guionistas hasta 'romper el sindicato' o 'que pierdan sus casas'.

El paro de los actores abre un nuevo escenario porque la lucha se ejerce desde una mayor posición de poder. Y más, tras el acuerdo con los directores que evitó acciones más contundentes de este gremio. El Sindicato de Actores reúne a más de 160.000 intérpretes, con nombres destacados como Meryl Streep, Pedro Pascal, Jennifer Lawrence y la incombustible Jane Fonda. El plazo máximo para la negociación ha expirado este jueves a las 09:00 hora española tras una prórroga y la mediación federal con la Alianza formada por Amazon/MGM, Apple, NBC Universal, Disney/ABC/Fox, Netflix, Paramount/CBS, Sony y Warner Brothers. Las reclamaciones de los actores van desde lo más básico, como un salario mínimo y ajustar los sueldos al precio de la vida, a la inflación como en muchas mesas de negociación, a una regulación de los selftapes, las audiciones grabadas por los propios actores que popularizó la pandemia.

"Esta negociación determina si nuestros miembros que trabajan en cine, televisión y transmisión pueden continuar ganándose la vida profesionalmente haciendo el trabajo que aman [...] Los planes de beneficios de los que dependen los afiliados para recibir atención médica y una jubilación digna están bajo presión. Y el cambio a audiciones autograbadas onerosas e irrazonablemente exigentes significa que nuestros miembros están trabajando más duro que nunca, obligados a asumir los costos de las audiciones que siempre han sido responsabilidad del casting y la producción. Sin un cambio transformador en los contratos de TV/Teatro, pronto será insostenible seguir una carrera trabajando en estas condiciones", explicaban en su web hace unos días tras el respaldo mayoritario a la huelga.

Adaptar los contratos a la era del streaming

Pero el gran melón de sus reivindicaciones es adaptar los contratos a la era del streaming, que ha tirado los precios, ha reducido costes y ha llevado a un limbo opaco los beneficios por el rendimiento de una película o serie. "La compensación se ha visto socavada por la inflación y por un ecosistema de transmisión a través del cual los productores pagan menos ingresos regalías que los modelos de exhibición tradicionales", añaden en referencia a esos 'residuals', derechos en el tiempo, que con la recaudación de la taquilla en cine era fácil de calibrar y estipular por contrato. Ahí está, por ejemplo, el pleito de Scarlett Johansson con Disney por estrenar en cines y streaming a la vez Viuda Negra cuando eso no lo contemplaba su acuerdo. Los actores reclaman un bonus si las series o películas son las más vistas, cuestión que choca otra vez con la falta de transparencia de las plataformas con sus audiencias y con la falta de un sistema que audite y monetice ese trabajo.

La otra pata del cambio de modelo fruto de la tecnología es el uso no regulado de la Inteligencia Artificial, como temen los guionistas. "El uso no regulado de la inteligencia artificial amenaza las mismas voces y semejanzas que forman la base de las carreras de actuación profesional", expresan sobre la utilización de esta técnica que amenaza derechos de imagen, como anticipaba uno de los últimos capítulos de Black Mirror con Salma Hayek. Este apartado es también uno de los principales campos de batalla de los guionistas, que temen directamente ser sustituidos, ver reducido su trabajo a la creación de las máquinas, y exigen una convivencia regulada.

Al hilo de este asunto, Juan Julián Merelo, catedrático en el departamento Departamento de Ingeniería de Computadores, Automática y Robótica en la Universidad de Granada, explica que la profesión del guionista no está en peligro. "Puede ayudar bastante en cosas tan simples como que antes hacían falta varios guionistas para comprobar la coherencia de un texto, para comprobar el acento, para comprobar el tono, ahora eso lo puede hacer una inteligencia artificial", nos cuenta en una entrevista en la Cadena SER. "Puedes escribir un guión y que compruebe si los personajes están bien insertados, si hablan bien". Merelo duda que un guionista acabe en el paro, pero sí indica que probablemente la tecnología se encarezca. "La inteligencia artificial va a consumir muchísima energía, muchísimos recursos y por supuesto, la empresa que ponga a tu disposición estos recursos va a cobrar lo que quiera", alerta también sobre los monopolios de las tecnológicas. Este experto no cree que en un futuro cercano vayamos a ver películas escritas por una inteligencia artificial pero sí otros formatos. "Para ver cortos no queda tanto. En unos seis meses podemos ver a un YouTube haciendo un video con esta tecnología".

Los actores han apoyado desde el primer día a los guionistas en sus demandas, y muchos de ellos no han dudado en unirse a las manifestaciones en solidaridad con los artistas que escriben las películas y series que protagonizan. "La historia demuestra que la justicia y la equidad para los trabajadores que impulsan la creatividad de la industria del entretenimiento solo se ha logrado a través de la solidaridad y el esfuerzo de los trabajadores que trabajan dentro de sus sindicatos y gremios, y los cambios en la economía de la industria del entretenimiento han funcionado en gran beneficio de los grandes empresarios corporativos y, en muchos casos, en detrimento de los creadores que hacen posible sus negocios", explicaba un comunicado de respaldo.

No es la primera vez que coincide una huelga de guionistas y actores. Ya pasó hace 60 años, con Ronald Reagan, Elizabeth Taylor o Marilyn Monroe al frente de las protestas, pero la dimensión de estos paros, con el crecimiento del sector en el siglo XXI, abocan a la industria a un colapso con pérdidas millonarias. Habrá que esperar para conocer la reacción de los estudios y si mueven ficha en la negociación, pero por ahora, los rodajes planificados para este mes ya están comprometidos y ceremonias como la de los Emmy están en el aire ante un bloqueo histórico.

 
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