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Juana Ginzo, voz y alma de la radio y de la vida

Fue la gran voz y actriz de la radio, la gran estrella en una época en la que este medio era el gran fenómeno de masas que paralizaba el país a la hora de los seriales. Pero también ejerció, sin pretenderlo, de maestra de vida, un ejemplo de modernidad y de coherencia con sus ideas

El viaje de ida | Juana Ginzo, voz y alma de la radio y de la vida

Imaginen la España desde mitad de los años 40 a 1960. Los años más duros del franquismo: hambre, dolor, persecuciones políticas, detenciones, exilio, silencios, miedo. Un país sin libertades, sometido y donde las mujeres tenían la doble obediencia al estado y al marido o padre. En ese contexto histórico, una mujer de poco más de 20 años, hija de una cigarrera del barrio de Lavapiés, casada y con un hijo de meses, busca trabajo de sirvienta o lo que sea. Solo tiene clara sus ideas mamadas en su juventud republicana. Se comporta como una feminista radical y de izquierda. Escucha en la radio que se convoca un concurso para ser locutora, actriz de radio. No lo tiene claro, pero decide dar el paso ¿Por qué no puede ser ella actriz? El certamen lo convoca Robert Steiner, un norteamericano que trabajó como espía hasta 1945 en la Oficina de Información de Guerra de la embajada de Estados Unidos en España. Y allí se presentó nuestra protagonista. Se llamaba Juana Ginzo, llegó fuera de plazo, pero mintió y le hicieron la prueba. El responsable de la selección era el actor Manolo Bermúdez que le dijo "yo creo que podrás vivir toda la vida de la radio". Y no se equivocó.

Juana Ginzo se convirtió en una de las grandes actrices de la radio, estrella del cuadro de actores de Radio Madrid (Cadena SER), bajo la batuta del mítico genio Antonio Calderón durante las décadas de 40, 50, 60 y 70. Hizo grandes papeles en clásicos del radioteatro. Fue protagonista de muchos seriales y brilló con fuerza en el que menos le gustaba, "Ama Rosa" de Guillermo Sautier Casaseca. Su éxito en este drama de una mujer sometida le provocó muchos conflictos ideológicos, incluso una úlcera duodenal, según sus propias palabras. Feminista y de izquierda, hacía que sus ideas y su vida fuesen consecuente a pesar de los años oscuros que vivía el país, sobre todo, para las mujeres que no podía ni tener una cuenta ni viajar solas fuera de España. Ella se separó de su primer marido, el padre de su hijo Juan Melero Ginzo. Y como el divorcio estaba prohibido, el ex, con el que siempre se llevó muy bien, le firmó un poder para que pudiese tener su dinero, pasaporte e independencia. Cuenta Juan que su madre, cuando él era niño (años 40 y 50), le decía que ellos eran "una familia sueca que vivía en Lavapiés. Y es que su madre tenía un estilo de vida poco habitual para aquel Madrid y aquella España. Su padre vivía con sus suegros (padres de Juana) y con el hijo en una casa, su madre en otra casa con la pareja que tenía en cada momento de su vida.

Juana Ginzo, actriz y locutora

Juana Ginzo, actriz y locutora

Radio Madrid se convirtió en un referente de teatro radiado y del serial. Guionistas, efectistas, técnicos, actores y actrices hacían más digerible la vida en una España gris en la que la copla y los boleros de Machín completaban la banda sonora. Pero la vida continuaba. Juana Ginzo se convertía en referente de modernidad, sorprendía por su forma de ser y de vestir, cuenta Iñaki Gabilondo que "se comía la vida a bocados". Antonio Calderón, nos cuenta hoy su hijo Javier González Ferrari, la consideraba "un genio con mucho genio, como su padre, y que por esos siempre se entendieron muy bien.  Y se entendieron en lo profesional y lo vital. Juana era considerada como una más de la familia de los González Calderón. Y aunque maestro y alumna fueron polos opuestos ideológicamente, siempre se defendieron el uno al otro. Antonio a Juana cuando la vida no era fácil para los rojos y Juana a Antonio cuando llega la democracia y los nuevos jefes de la radio no tienen en consideración el gran conocimiento del medio que tenía su maestro.

Entre las guionistas y actrices que llegan a Radio Madrid hay dos que se convierten en las dos grandes amigas de Juana Ginzo. La actriz Lola Herrera y la escritora Natalia Figueroa. Las dos más jóvenes que nuestra viajada se deslumbraron al conocerla. Lola que venía de Valladolid reconoce que "nunca había visto una mujer así, con esa luz, con esa forma de ser y de vestir tan moderna". La fascinó nada más llegar. También a Natalia Figueroa que dice de ella que "como profesional era un diez, como amiga maravillosa, un personaje, una mujer fuera de serie, adelantadísima a su tiempo, inteligentísima, culta, entrañable y, sobre todo, consecuente". Las tres paseaban por la Gran Vía, tomaban sus cafés en la la mítica cafetería California, quedaban a la salida de los teatros y tomaban té, a menudo, en casa de Juana. Tanto Lola como Natalia coinciden que nadie hacía el té como Juana y con nadie te lo podías pasar mejor que con ella. Era el referente profesional y de vida para las dos, a la que podían confiar sus problemas y que le marcaba, sin dar consejos, el camino.

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Juan Ginzo era valiente y lista. En los 70 los seriales empiezan a tener menos peso y ella empieza a trabajar en otros programas. En 1972 se une al equipo de 'Hora 25' para el que puso su voz en noticias, reportajes y en el mítico indicativo del gong. Pero aquel 1972 fue también el año que conoce al amor de su vida, al entonces jovencísimo periodista Luis Rodríguez Olivares que formó parte de aquel equipo original del programa de cuestiones actuales. Luis era más de 20 años más joven que Juana que tenía cuarenta y muchos, recuerda el día que la conoció, "se abrió la puerta de la redacción violentamente y apareció una mujer impresionante, Juana Ginzo, que se pudo a pedir a gritos dinero a todos los presentes y cuando le preguntaron que para qué quería el dinero dijo que era para comprar un cuadro".

Y así fue, en la recepción de la SER en Gran Vía había unas mujeres que vendían dibujos, pinturas y litografías para recaudar dinero para presos políticos y sus familias. Así era Juana y para Luis, desde aquel día, fue alguien irresistible. Un flechazo mutuo que Iñaki Gabilondo rememora describiendo el momento en el que Juana le anuncia a Luis que se casan. Dice que le espetó a 30 metros de distancia y en medio de la redacción "luiiiiiis", vengo a por tí". Juana Ginzo, torbellino de la redacción de la SER y personificación de la alegría. Ya quedan pocos en la actual redacción que la recuerden, la mayoría no saben quién les hablo, pero un día lo fue todo en este lugar desde el que escribo esta crónica.

Pepe Rubio

Redactor guionista de Hoy por Hoy. Llevo a antena...