Nada es más política que la actualidad

Quién puede pensar en política con este calor, con tantos termómetros por encima de los cuarenta y cuatro grados. Cuando solo tenemos ganas de bajar a la playa con las amigas y volver muy tarde a casa, con el salitre pegado al cuerpo como escamas, a medio vestir, con la nevera vacía y las papeleras llenas de los restos de nuestros encuentros. Quién puede pensar en política cuando sopla levante, cuando amenaza tramontana, cuando hay barbacoa en el patio de una casa familiar donde cada vez hay más gente y más diversa y más joven. También más vieja y más niña y más recién nacida. Cada año más necesitados de cuidado y de afecto y de espacios que compartir y de calor humano y no del otro.

Podría parecer que el verano no es un gran momento político y, sin embargo, resulta que ir a la playa es política. Que volver a la casa de los padres y sentarse a su mesa cuando ya nos somos niñas es política igual que encontrarse las papeleras recogidas, la arena recién peinada por las mañanas y el centro de salud abierto. Es política porque todo eso depende de la sociedad que decidamos, de nuestra forma de organizarnos y de nuestro poder para hacerlo como y con quien queramos. Así que disponer de nuestro cuerpo para ir a la playa o al río o a la piscina del barrio es política. Celebrar nuestro cuerpo libre y legítimo sea cual sea, reunirnos con quien queramos, besar y abrazar a quien nos apetezca y tener la libertad para elegir nuestro camino es una cuestión política. Al final del día, nada es más politico que la intimidad y esa también la vamos a votar entre todas y todos.