Christopher Nolan: "A Oppenheimer le apasionaba la lucha contra el fascismo y lo expresó en su apoyo a los republicanos en la Guerra Civil española"
El director británico, autor de títulos como 'Memento', 'Origen' e 'Interstellar', presenta su proyecto más ambicioso. Una superproducción sobre la historia del hombre que diseñó la bomba atómica que protagoniza Cillian Murphy
Cadena SER
Londres
A Christopher Nolan (Londres, 1970) se le podrán reprochar muchas cosas. La más común es el afán megalómano que impregna muchas de sus películas. O los laberintos narrativos de sus historias, a veces difíciles de descifrar. Pero no hay un autor en el siglo XXI más ambicioso, desafiante y comprometido con la experiencia cinematográfica. En su cine, para bien o para mal, el espectador no contempla una pantalla, convive con las imágenes. Lo vuelve a demostrar con 'Oppenheimer', una superproducción de tres horas sobre el hombre que diseñó la bomba atómica y cambió la historia del siglo XX. "Nunca puedes saber el mundo en el que se estrenará tu película porque se necesitan años para hacer una película. Y sinceramente, cuando estaba empezando a escribir el guion, tuve una conversación con uno de mis hijos adolescentes y me dijo literalmente: Pero, ¿a alguien todavía le preocupan las armas nucleares? Hablamos de eso y le contesté, bueno, tal vez esa sea una razón para hacer la película, porque la historia en sí misma es increíblemente dramática", explica el director en una entrevista con la Cadena SER en Londres.
En su carrera Nolan ha desafiado los límites de la memoria, de los sueños, del tiempo, del espacio... De 'Memento' a 'Origen', 'Tenet' o 'Interstellar' -la fantástica trilogía de El caballero oscuro merece mención aparte-, su cine es físico, filosófico y también perversamente romántico. En su nueva película el cineasta adapta la biografía Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, premio Pulitzer en 2005 que firman Kai Bird y Martin J. Sherwin, un monumental recorrido por la vida y obra del padre de la bomba atómica, por la carrera armamentística de la Segunda Guerra Mundial y por sus consecuencias en la Guerra Fría. Una historia de científicos, políticos y espionaje que inoculó el miedo en varias generaciones y hoy sigue siendo la principal amenaza global. Ahí están los famosos botones nucleares como un fantasma en la sombra ante los movimientos geopolíticos por la invasión rusa de Ucrania.
'Oppenheimer', el monumental e inmersivo thriller político de Christopher Nolan
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"Lamentablemente, y por las peores razones posibles, dos años después, mi hijo no hace esa pregunta. Nadie hace esa pregunta", continúa Nolan. "Y eso es lo que pasa con nuestro miedo al apocalipsis nuclear. Nuestro miedo a las armas nucleares va y viene con los movimientos de la sociedad, pero el peligro nunca va y viene. Siempre está ahí a un nivel constante. Es casi como si, como seres humanos, estuviésemos cansados de preocuparnos por eso todo el tiempo. Tenemos que pensar en otras cosas que nos preocupan, en otras amenazas, en las otras cosas que están sucediendo en el mundo y que también son importantes. Pero para mí, esta película tenía que estar infectada por este trasfondo de pavor que es la presencia de armas nucleares en nuestro mundo que Oppenheimer introdujo y que nunca desaparecerá", advierte el director.
Ese tormento acompañó a Oppenheimer toda su vida. De ahí la famosa frase que pronunció en un documental en 1965: «Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos». A Nolan, sin embargo, le interesa todo el proceso anterior, cómo se llegó hasta ahí y cómo un triunfo de la investigación científica fue utilizado por el poder. Y, para eso, hay pocas historias más fascinantes que la carrera de J. Robert Oppenheimer. Hijo de un inmigrante judío y de una artista neoyorquina, fue un niño que siempre unió sus pasiones, la ciencia y la química con la filosofía y la poesía. Estudió en Harvard, luego en Cambridge, conoció a los físicos nucleares más reputados de Europa (incluido el alemán Heisenberg) hasta que fue reclutado como profesor e investigador en EEUU. Ahí, en los años 30, empezó a combinar su pasión por los átomos con su compromiso político. Impulsó la sindicalización en las aulas, lo que le valió varias reprobaciones, y empezó a asistir de forma regular a reuniones y fiestas de los comunistas americanos. Su hermano se afilió al partido, su amante -en la película interpretada por Florence Pugh- era una enérgica activista y la que sería su mujer -el papel de Emily Blunt- estuvo casada con un joven que desaparición en España luchando con las Brigadas Internacionales.
A las puertas de la Segunda Guerra Mundial y con el nazismo ya instalado en Alemania, son varias las menciones durante la película a la Guerra Civil española y su apoyo, intelectual y también con donaciones, a un gobierno democrático frente al alzamiento fascista. "Creo que es muy importante ver un aspecto del pensamiento político de Oppenheimer, él no estaba ligado estrictamente al dogma del Partido Comunista, porque las acusaciones de ser miembro del Partido Comunista, siempre las negó con vehemencia. Su activismo y su curiosidad intelectual por esas ideas eran una cosa, le apasionaba la lucha contra el fascismo, y eso se expresó en su apoyo a la Guerra Civil Española, al bando republicano, y entonces lo manifestó, envió ayuda a los refugiados de la Guerra Civil española, pero también enviaba ayuda a sus colegas judíos en Alemania con el ascenso de los nazis allí", responde Christopher Nolan preguntado por este capítulo de la historia.
Tras embarcarse en el proyecto Manhattan y aislarse en Los Álamos, la base ultrasecreta que construyeron en Nuevo México para fabricar la bomba atómica, y los ataques a Hiroshima y Nagasaki en 1945, Oppenheimer se convirtió en una estrella incómoda para la administración americana. El científico más famoso del mundo empezó a hacer campaña contra la carrera nuclear y por el control armamentístico mientras en su país sonaban los tambores de la Guerra Fría y avanzaba la cruzada anticomunista de McCarthy. "Era muy importante incluir eso en la película para que la causa contra el fascismo fuera una causa con la que cualquiera pudiera identificarse al ver la película. Mucha gente que no se sienta hoy cómoda identificándose como simpatizante del comunismo, ya sabes, tienen que entender la época. Y en ese momento, el comunismo estaba alineado en la lucha contra el fascismo, que era una lucha noble. Y tienen que entender eso de Oppenheimer. No lo condenamos, esa es la forma en que he intentado abordar toda la historia para entenderlo y no juzgarlo. Ver su compromiso de ayudar a las personas afectadas por la Guerra Civil española es muy importante", remata Nolan sobre toda la trama que acabó con Oppenheimer ante una audiencia para retirarle su credencial de seguridad.
Esta vista, por la que unos lo consideraron un chivato y otros un mártir de la ciencia frente al militarismo, es la que usa Nolan como eje narrativo y circular de una historia que abarca más de 15 años. El cineasta no renuncia a su estilo, como ya pasó en Dunkerque, para levantar este monumental thriller político, científico y psicológico con Cillian Murphy en el centro. Rodada en 65 mm en IMAX, Nolan entra en la cabeza de su protagonista con primeros planos y el uso del color. Como hiciera en Memento con Guy Pearce, alterna secuencias en blanco y negro - Kodak tuvo que fabricar ex profeso este tipo de celuloide - para jugar con el punto de vista. "En ese caso lo hice para orientar al público en una estructura cronológica compleja. En el caso de Oppenheimer, quería usar el dispositivo de manera similar para tratar de orientar a la gente en términos del punto de vista de la película. Las secuencias en color son todas completamente desde el punto de vista de Oppenheimer. Estamos en su cabeza, estamos viendo las cosas que él vio. Sentimos las mismas cosas que él sentía. Las secuencias en blanco y negro son más un movimiento desde el personaje de Robert Downey Jr., desde el punto de vista de Lewis Strauss -valedor y enemigo del protagonista-. Es una visión más objetiva de Oppenheimer y el guion entrelaza estas cosas, estos enfoques diferentes hasta que se encuentran al final", concluye el director, contento y relajado, consciente de que presenta una de las películas del año.
'Tenet' (Christopher Nolan)
04:11
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José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...