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España duplica el número de noches tórridas y llegan las temidas "noches infernales"

En su nuevo informe, el Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE) acaba de analizar los datos de AEMET de los últimos 50 años y los resultados demuestran el impacto negativo del cambio climático en nuestro, porque se han multiplicado por dos los días de calor extremo y las noches con temperaturas tórridas desde 1980

MURCIA, 19/07/2023.- Un hombre fotografía un termómetro que marca 47 grados este miércoles en la Ronda de Levante de Murcia. La tercera ola de calor de este verano, que ha dejado registros localmente superiores a los 45 grados y noches tórridas, las mínimas superiores a 25 grados, llega a su fin este miércoles con temperaturas extremas en áreas del sudeste peninsular, entre 42 y 44 grados.EFE/Marcial Guillén / Marcial Guillén (EFE)

El año pasado las olas de calor superaron los 41 días de duración alcanzado un nuevo récord histórico y esto multiplica por dos la media de días con calor extremo registrados en nuestro país durante la última década.

Y otro dato que demuestra el impacto negativo del cambio climático: el número de noches tropicales (en las que la temperatura no baja de 20 grados) en España también se ha duplicado.

En concreto, la duración de las olas de calor en nuestro país ha llegado ya a los 13,6 días de media por ola cuando en el resto de años apenas se registraban 5 días de media.

Por otra parte, en el último año por primera vez en España, las olas de calor han alcanzado el máximo de extensión, porque ya han afectado, de forma simultánea a 40 provincias.

Noches infernales

Además, desde 2015, todos los años han presentado una “extraordinaria gravedad respecto a las olas de calor, convirtiéndose casi en el nuevo normal cuando antes excepto en 2012, 2003 y 1991 eran casi anecdóticas”, según explica Fernando Prieto, uno de los investigadores que ha realizado esta nueva investigación.

Mientras tanto, desde la década de los 80, las noches o tórridas (donde la temperatura no baja de 25 grados), también se han duplicado.

Y, por otra parte, empiezan a aparecer las “noches infernales”, donde no baja la temperatura de 30 grados que ya se han medido en zonas como Melilla, Almería o Jaén.

Las previsiones para el futuro es que cada vez habrá más noches de estos tipos y que las olas de calor serán cada vez más frecuentes, presentaran más intensidad y duración por lo que es obligatoria la adaptación al cambio climático y todas las políticas que se realicen deben de tener en cuenta estas evidencias.

Daños en la salud

Una de las graves consecuencias que tiene este aumento de las olas de calor en España es sobre la salud de la población.

Pero todos los sectores económicos deben adaptarse, sobre todo, el agrícola, forestal, ganadero, y el turístico, porque estos episodios de calor extremo están reduciendo los días de lluvia y las reservas de agua de los embalses al incrementar el índice de evaporación.

Por otra parte, según los expertos del OSE, es urgente el adaptar las ciudades a estos aumentos de temperatura por el fenómeno de la isla de calor que hace que en el centro de las urbes por el asfalto, cemento y falta y de circulación del aire y de vegetación se puedan añadir hasta 8 grados más a los termómetros.

Elena González Egea, doctora en Ciencias Físicas, explica que “con estos datos podemos ver que en España la población está sometida a riesgos mucho mayores que hace tan solo unos años debido al aumento de las temperaturas. Este aumento se prevé que siga al alza, y se hace cada vez más urgente la creación e implementación de medidas eficaces de adaptación. España es el país de Europa más vulnerable al cambio climático, y sus efectos ya están siendo devastadores”.

Peor futuro

Por su parte, Carlos Alfonso experto en sostenibilidad y cambio climático del Observatorio de Sostenibilidad señala “la importancia de alertas tempranas en olas de calor y calor extremo y necesidad de información real y actualizada y de bases de datos de buenas prácticas y estudios coste- beneficio para ver la eficacia de las medidas”.

Por su parte, Fernando Prieto, también del OSE, señala “la necesidad radical de implantar políticas públicas basadas un enfoque científico para proteger a las personas y adaptar los ecosistemas urbanos renaturalizando la ciudad, eliminando coches del centro, aislando las viviendas, etc. para disminuir el riesgo ante el cambio climático”.

Porque medidas que no vayan en esta dirección “producirán directamente problemas de salud y muertes por calor en la población más vulnerable”.

Javier Gregori

Periodista especializado en ciencia y medio ambiente....