Siempre es más cortés sonreír que carcajearse

Barcelona

La elección del domingo dejó claro que los españoles están vacunados contra la ultraderecha. Vox capotó y empezó un descenso que probablemente le conduzca a la irrelevancia. Y los votantes tampoco quieren una derecha contaminada por los neofalangistas. La evidencia de las barbaridades que ya están cometiendo las coaliciones autonómicas y municipales azul-negras, han sido el principal ingrediente de esa vacuna. Los votantes también han pasado pantalla de forma contundente del procés indepe, sobre todo en Cataluña, que es donde más se sufrió. La victoria del Partido Socialista Catalán es la más rutilante del 23 de julio. No sólo atesora más apoyo popular que el conjunto de todos los partidos secesionistas, sino que triplica largamente a cada uno de ellos. No es nada probable que al socialismo catalán le pase como a Ciudadanos, que empezó como una estrella fulgurante y acabó como una estrella fugaz.

Los de Salvador Illa y Miquel Iceta han vencido en las municipales, ganaron las autonómicas y ahora arrasan en las generales. Su solidez no es una opinión, es un dato. Y al líder popular, Alberto Núñez Feijóo, se le han visto todas las costuras, todos los trucos, todas las incoherencias. El que pactó con los ultras que quieren destruir las autonomías dice ahora que en el PNV le escucharán. Sonrisa. El que juraba que llegaría el 'sanchismo' pide ahora, sin arrepentirse, que le deje gobernar. Sonrisa. El que no respetó el curioso principio de dar primacía a la lista más votada en Extremadura, en Canarias, en tantos lugares, ahora la reclama para sí. Será que por derecho divino. Sonrisa. Siempre es más cortés sonreír que carcajearse.