Política | Actualidad

Moncloa y Ferraz quieren a España de vuelta a la playa y el chiringuito

Sánchez busca el perfil bajo mientras Feijóo intenta mantener viva la expectativa de su investidura

Madrid

La política coge el bañador, las chanclas y las gafas de sol. Pasado lo del domingo los partidos asumen que el carrusel va a bajar su velocidad al menos hasta la constitución de las cortes. No lo querría así el PP, cuyo plan hace unos días era estar a estas alturas casi repartiendo ministerios.

Feijóo se ha plantado hoy ante el apóstol Santiago. Había prometido ir allí (donde todo empezó para él) a dar las gracias por sus resultados, aunque su sueño era acudir como presidente in pectore y lo hace sin desprenderse del cartel de jefe de la oposición. Desde su casa, donde gobernó tantos años en mullidas mayorías absolutas, se ha revuelto contra los que dicen que no tiene apoyos. Feijóo quiere apurar todas las opciones para evitar que se le compare con Arrimadas, que tras ganar las elecciones en Cataluña nunca quiso intentar una investidura.

Por el momento, lo que parece que ha controlado es la marejada interna; todos los barones han cerrado filas con la actual dirección de Génova. Los populares anhelan sentarse cuanto antes con el PSOE al que ahora definen como partido de estado para evidenciar que si hay bloqueo no es por su culpa, pero los socialistas no tienen ninguna prisa.

En Ferraz y Moncloa han llegado a la conclusión de que hay que dejar que España vuelva a la playa y al chiringuito. Tranquilidad, normalidad y esperar a que Feijóo se cueza en su salsa. Las negociaciones por debajo del radar y con la vista puesta en amarrar una mayoría en la mesa del Congreso que evidencie la soledad del PP. Hoy Consejo de ministros preveraniego para seguir engrasando la relación con los socios a la espera de que vuelva a reactivarse la cámara baja. Se quiere demostrar que el país sigue a velocidad de crucero y a eso ayudan datos como la subida del crecimiento que augura el FMI para España este año. Por todo ello toca hacer que se baja la persiana aunque se siga trabajando en la trastienda. No hay prisa por enfrentarse a lo más peliagudo; la negociación con Junts.