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Opinión

El cuento de Isabel y el señor Alberto

Les voy a contar un cuento. Había una vez una joven, de nombre Isabel, que no quería que nadie empujara al señor Alberto por un puente. Nadie le había preguntado por un puente, pero Isabel ya lo había colocado en el centro del escenario

La línea 25 | El cuento de Isabel y el señor Alberto | Idafe Martín

Madrid

Les voy a contar un cuento. Había una vez una joven, de nombre Isabel, que no quería que nadie empujara al señor Alberto por un puente. Decía que el señor Alberto tenía todo su apoyo, como esos presidentes de clubes de fútbol que respaldan al entrenador antes de darle la patada. Isabel no pretendía la silla del señor Alberto, pero reconocía que le llegaba “algún mensaje” para que empujara al señor Alberto del puente, mensajes que no abría, pero que era maravilloso recibir.

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Nadie le había preguntado por un puente, pero Isabel ya lo había colocado en el centro del escenario. Isabel recomendaba al señor Alberto que fuera a hablar con el rey en su castillo y le pidiera que le nombrara candidato a presidente, aunque Isabel sabía que el señor Alberto no tenía amigos suficientes para ganar la partida al maquiavélico hombre sin rostro que quería acabar con el país de nunca jamás pactando con un malvado como él. Isabel sí tiene muchos amigos. Como Doña Esperanza, que le decía que le diera un empujoncito a Don Alberto, pero ella se resistía. Y sobre todo tenía muchos amigos en la 'fachosfera' que creían que el País de Nunca Jamás era entero como el barrio de Salamanca de Madrid.

En El Mundo tuvieron que rebuscar para encontrar uno. Era Ramón Langa, analista político de renombre mundial. Decía Langa que vivió el resultado electoral como si le hubieran alargado cuatro años una pena de prisión y que “la presidenta de este país tiene que ser una tía” e Isabel sería “una gran elección”. También le tiraron una columna sobre su camisa roja del domingo con un llamativo titular: “La presidenta que aguarda de rojo”. ¿Qué aguarda? ¿Qué espera? ¿A que alguien caiga de un puente?

Don Federico, un señor que lleva décadas viviendo muy bien a base de insultos, cree que Isabel es “la única que conserva un poco de cerebro en ese partido”. En La Razón, Carla De La Lá, exige que suelten a Isabel, como si fuera un perro. Dando vueltas por Twitter encontré que Dani Esteve, líder de una cosa que se llama 'Desokupa', unos tipos que de milagro se atan los zapatos sin caerse, quiere que Isabel empuje al señor Alberto porque el señor Alberto, y perdonen la expresión, no tiene cojones. Ella sí que tiene, dice Dani Esteve, que le pide que tome las riendas, que empuje al señor Alberto por el puente.