La batalla por la Mesa del Congreso anticipa la guerra por la investidura
Los partidos mantienen contactos para pactar la Presidencia y los ocho puestos que decantaran qué bloque se hace con el control del órgano que gobierna el funcionamiento de la Cámara Baja
Madrid
El PSOE busca ya la fórmula para hacerse con la Presidencia del Congreso de los Diputados. Así lo ha confirmado este martes la ministra de Hacienda y número 2 del PSOE, María Jesús Montero, en una entrevista en TVE. El reparto de los ocho asientos que conforman la Mesa va a ser clave, por un lado, porque el resultado servirá para medir el estado de las negociaciones que los socialistas mantienen con los grupos de cara a la investidura. Y por otro, porque la izquierda necesita hacerse con el control de la Mesa para que, si se revalida el gobierno de coalición, PSOE y Sumar sorteen los retrasos y las modificaciones que el PP podrá forzar desde el Senado, donde tienen mayoría absoluta. Los populares buscarán también el apoyo de Vox y UPN para intentar presidir la Cámara Baja, conscientes de que todo depende de un puñado de votos.
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Los socialistas son quienes, en principio, tienen más posibilidades de lograr la Presidencia del Congreso. Pero para ello tienen que cerrar un acuerdo a varias bandas, no solo con Sumar y los socios parlamentarios que han apoyado al gobierno esta legislatura como ERC, EH Bildu o PNV, también deben contar el respaldo del BNG y al menos la representante de Coalición Canaria. Esa ecuación permitiría superar los 172 apoyos que, como máximo, alcanzaría el partido de Feijóo junto a UPN y Vox. Los siete diputados de Junts per Cataluña tendrían que presentar a su propio candidato o no participar en la elección que se realiza introduciendo en la urna un papel con el nombre del aspirante.
Lo lógico, según los cálculos que manejan los partidos, es que el PSOE consiga la presidencia y se reparta dos vicepresidencias y dos secretarías. Al otro lado, la derecha obtendría otras dos vicepresidencias y dos secretarías. El PP puede quedarse con todos los puestos o ayudar a Vox a conseguir representación. En la anterior Legislatura, los de Abascal solo consiguieron uno de los asientos porque no llegaron a un acuerdo con los populares para alcanzar el segundo, que al final cayó en manos de Unidas Podemos. Con menos escaños, los morados consiguieron dos cargos más que Vox.
El PSOE, ante un movimiento clave
En Ferraz conceden mucha importancia a este primer hito del calendario que acabará con la formación de un gobierno o con una repetición electoral. El PSOE quiere que la conformación de la Mesa sirva para visualizar que existe una mayoría a la que le une el rechazo a PP y Vox para consolidar la idea de que hay mimbres para revalidar el mandato del Gobierno de coalición. Los socialistas cuentan con varias bazas para convencer al resto de grupos parlamentarios. Al margen del reparto de las vicepresidencias y las secretarías de la Mesa, en el que entraría Sumar, en juego están varias presidencias de comisiones, en las que se suele colocar a algún diputado de las fuerzas minoritarias, y los votos para permitir que algunas formaciones tengan grupo propio. Es el caso de ERC que el pasado 23J no alcanzó el mínimo de representación que exige el reglamento de la Cámara. Los socialistas podrían ayudar a que los de Rufián obtengan ese grupo a cambio de facilitar la Presidencia del Congreso.
Así que, aunque van por carriles distintos, las negociaciones para la Mesa serán un buen termómetro para medir el estado de las conversaciones para formar gobierno. Un camino que empezará a desbrozarse cuando estén constituidas las Cortes y se hayan conformado los grupos parlamentarios. Es entonces cuando el Rey iniciará la ronda de consultas, en torno a los últimos diez días de agosto, para nombrar un candidato a la investidura. En ese momento, los distintos partidos tendrán que revelar a qué aspirante están dispuesto a apoyar y poner, formalmente, sobre la mesa, las condiciones y las exigencias para pactar.
El control de la Mesa puede marcar la legislatura
La pugna por obtener la mayoría de puestos en la Mesa de la Cámara Baja ha cobrado más importancia a la luz de los resultados que arrojaron las urnas el pasado domingo. El PP, como fuerza más votada, se ha hecho con la mayoría absoluta en el Senado. Algo que no le va a permitir gobernar, la investidura se decide en el Congreso, pero sí hacer de cierto contrapeso. Los populares podrán retrasar la tramitación e incluso forzar cambios en las leyes que, para su aprobación definitiva, tienen que pasar por la Cámara Alta. Aunque el Congreso puede levantar todos los cambios que se introduzcan en el Senado, desde allí los de Feijóo podrán ampliar los plazos y demorar la entrada en vigor de las normas.