Un minuto de silencio repetido durante años no es una rutina, es un compromiso
Pedro Blanco reflexiona en Hora 25 sobre el cambio de rumbo de algunos ayuntamientos españoles
Madrid
En La Solana, en Ciudad Real, desde hace años se guardaba un minuto de silencio por las víctimas de la violencia machista antes de cada pleno. La nueva alcaldesa, es del PP, decidió hace dos semanas acabar con ese gesto. Este equipo de gobierno, sostiene, no va a estar en la propaganda y en la publicidad. Un minuto de silencio repetido durante años no es una rutina, es un compromiso. Un minuto de silencio no cambia el mundo pero acompaña a las víctimas. En un minuto de silencio cabe la empatía, la sensibilidad, la solidaridad, porque la política, lo público, es gestión pero también liturgia. A veces, callar, callarse, es decir mucho, si guardar silencio por las víctimas de la violencia machista es un acto de propaganda.
A estas alturas está claro que el relevo en muchas instituciones no es un cambio de rumbo, está siendo un retroceso. Lo que andan haciendo no es una rectificación sino, más bien, una revancha.
Pedro Blanco
Llegué a la SER en 1996 y desde entonces he trabajado...