De la negociación con Sánchez a la "anomalía democrática": así ha modulado su discurso el PP al ver que las cuentas no salen

Madrid

Este viernes será día de reacciones nacionales al acuerdo entre el PP y la ultraderecha en Aragón, que llega justo cuando en el PP decían que tenían un debate abierto sobre su relación con Vox, a la vista del resultado de las generales de julio.

Ha sido una semana rara en Génova con la cúpula tomándose unos días libres, pero colgada del teléfono. El puente de mando del PP sigue tratando de mostrarse hiperactivo en busca de una potencial investidura, pero según pasan las horas ven como el objetivo se aleja, mientras el PSOE de Sánchez sigue estrechando el cerco.

Bocanada de oxígeno

El PP, que empezó la semana con un escaño más por el voto CERA, ha recibido alguna bocanada más de oxígeno: la constatación de que Vox en este escenario estéril no se pondría exigente para apoyar a Feijóo y de que Coalición Canaria está dispuesta a ponerse al teléfono. Pero a la vez ha tenido que escuchar al mismo Vox decir que los números no cuadran y a UPN que se tiene que dejar de engañar a la gente.

Así, los populares han ido mudando de discurso. Han pedido a Sánchez que se siente a negociar, han dicho que la tradición obliga a que Feijóo gobierne, han asegurado que otra cosa sería una anomalía democrática y han hecho cuentas que no salen.

Las voces se dividen entre los que piensan que hay que luchar por una designación real y hacer un intento fallido en la cámara baja con un discurso en clave presidencial y los que creen que sólo servirá para remarcar la soledad de Feijóo. De momento, se impone la primera versión.