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Le ponía en contacto con su familia durante la guerra, pero nunca se conocieron en persona: Meho Kodro recuerda a Ramón Lobo en 'El Larguero'

"Recibía las cartas como un milagro", recuerda el ahora seleccionador de Bosnia al relatar cómo el corresponsal de guerra facilitó el contacto entre él y su familia

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Madrid

Ramón Lobo, prestigioso periodista y corresponsal de guerra durante 20 años, falleció el pasado 2 de agosto debido a un cáncer. El periodista español, que cubrió los conflictos por todo el mundo, marcó muchas vidas con su trabajo y cobertura de las guerras en Croacia, Serbia (Kosovo y Metojia), Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Argentina, Haití, Ruanda, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Uganda, Congo, Zimbabue, Namibia y Filipinas.

La vida del periodista se cruzó durante años con la del, por aquel entonces, jugador de la Real Sociedad Meho Kodro. El periodista fue el cartero personal entre el jugador y su familia llevándoles las cartas a través de España y Bosnia. Dichas cartas suponían la única comunicación entre el jugador y su familia.

Meho Kodro, actual seleccionador de Bosnia a sus 56 años, pasó por 'El Larguero' tras la muerte del periodista para repasar cómo vivió aquellos años.

"Le tenía mucho cariño a Ramón Lobo, cada cierto tiempo intentábamos conocernos en persona. No pudo ser. Hablamos la primera vez por el año 1993, en la guerra de Bosnia. Él estuvo en Mostar, mi ciudad natal, y por casualidad conoció a algunos de mis familiares. Ellos mandaron algunas cartas a través de él y yo aproveché para devolver otras. Hablamos durante la guerra pero luego perdimos la relación. Y la recuperamos hace un año, pero siempre hablando por otros medios. Nunca llegamos a conocernos. Desgraciadamente", comenzó a relatar Kodro.

Sobre cómo contactó por primera vez con la familia de Kodro, el exfutbolista explica que: "Hablando con el propio Ramón, me contó que cuando estaba en el lado de los bosnios, decía que conocía a Meho Kodro. Y pensaba que eso podía ser una buena carta de presentación. Y una vez, de casualidad, conoció a mi familia".

"Por lo visto, cuando estaba en el lado de los croatas, decía que conocía a Suker. Y cuando estaba en el lado de los serbios decía que conocía a Radomir Antic. Pensaba que el fútbol era como una carta de presentación que abría puertas. En Mostar hizo lo mismo con mi nombre. Empezaron a hablar y mis familiares aprovecharon la ocasión para mandar una carta. Así comenzó Ramón Lobo de cartero. Lo hablábamos con una sonrisa, era gracioso dentro de la tristeza de lo que vivían allí", añadió.

"Las cartas me llegaron a través de la Real Sociedad. La primera la trajo Lobo, se la dio a alguien y pasando por tres o cuatro manos, me la dieron a mí. Aproveché ese momento porque estuvimos bastante tiempo sin saber lo que pasaba durante la guerra, no había manera de comunicarse con la familia. Siempre te alegras de saber qué pasa, recibes una carta como un milagro. E hicimos lo mismo, le devolví la carta a la misma persona e hicimos el proceso inverso".

"Los que vivíamos fuera pensábamos cosas terribles: sin poder comer, dormir, esperando noticias"

Kodro logró sacar a sus padres de Bosnia en 1993. "Él intentó ayudar para que yo supiese algo de la familia. Era un hombre fuerte, de valores muy buenos", explicó. "Muchas de las cartas que yo recibí eran cartas que explicaban la situación de Mostar, pero también eran optimistas respecto a la situación. Los que vivíamos fuera pensábamos cosas terribles: sin poder comer, dormir, esperando noticias terribles. Pero llegaban las cartas con optimismo. Me di cuenta de la inteligencia de la gente, cómo se adaptan a todo en las peores circunstancias. Encuentran optimismo de vivir en una situación así", añadió.

"Mis padres vinieron por separado. Mi madre vino antes, de manera menos problemática. Mi padre tuvo muchos problemas por el camino. Tenía un amigo croata, hablé con él y cogió a mi padre y le llevó a Croacia. Luego cogió un tren, autobús... Y mi hermano y yo le estábamos esperando en la frontera con Eslovenia. Ahí estuvimos tres días viendo cómo pasábamos las fronteras, porque mi padre no tenía ningún documento. Fue un reencuentro muy emotivo", relató.

Respecto a cómo recuerda las consecuencias de la guerra, Kodro se mostró contundente. "¿Para qué ha servido eso? Tanta violencia, ¿para qué? Las etnias siguen muy presentes hoy en día. En aquella época la política llegó a un punto de crispación donde no había vuelta atrás, los pueblos se enfrentaron sin ninguna necesidad. Y el país no está mejor que hace 30 años. Todavía hay heridas en Mostar. Es una ciudad entera, pero parece que hay un muro. No físicamente, pero se nota qué lado pertenece a quién", concluyó.

 
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