El traje de novia de Albertina
Aunque sólo sea para Carnaval porque boda, lo que se dice boda, nadie espera.
La línea 25 | El traje de novia de Albertina | Idafe Martín
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Madrid
Albertina tiene novio. Es un novio feo, malencarado, que a nadie gusta, aunque a ella le parece sólo un chico algo maleducado. El problema es que Albertina no quiere presentarlo a sus padres y mucho menos casarse con el tipo, con el que se divierte, pero a quien, reconoce ante sus íntimas, utiliza un poco.
Su novio, que se llama Santiago, se siente humillado porque ve como Albertina le manda cartas a Pedro y ese sí dicen todas que es guapo y alto. Y Santiago se pone celoso, así que para convencer a Albertina le promete todo a cambio de nada, para así evitar que se vaya con Pedro, una relación alternativa que sólo existe en el mundo de celos de Santiago, porque Pedro pasa totalmente de Albertina. Es una relación tóxica, la de Albertina con Santiago, pero mis amigos columnistas tienen consejos para la chica.
A los de El Mundo les parece que Albertina debería dejar clara la relación con Santiago para que Pedro no se aproveche de que tiene semejante novio porque Albertina ya se ha dejado ver con Santiago en cinco saraos y a nadie se le escapa que la relación va en serio por mucho que Albertina no quiera presentar semejante botarate a sus padres. Porque El Mundo reconoce que Santiago es radical y se comporta con deslealtad, pero Albertina querida, es lo que hay, Pedro pasa de ti y correr detrás de un maromo guapo de metro noventa que no te hace caso nunca fue una buena idea.
Los chicos de El Confidencial cuentan que las amigas de Albertina le piden que se aclare con Santiago porque a ellas les dijeron que podían liarse con los amigos de Santiago y ya alguna se quedó embarazada y ahora resulta que todavía no está claro que esas relaciones sean bien vistas. En The Objective, José Luis González Quirós le recuerda a Albertina que de todas formas Santiago es primo, parte de la familia, y que se deje de remilgos y de decir unos días a sus amigas que se pueden liar y al día siguiente que esos chicos son unos apestados.
O son feos, malencarados e impresentables y no se puede ir con ellos ni a un after al amanecer, cuando el alcohol bruma el entendimiento y todos los gatos son pardos o son feos, sí, y visten de pena, sí, pero son sólo unos chicarrones descarriados que sabrán comportarse si Albertina se pone el traje de novia. Aunque sólo sea para Carnaval porque boda, lo que se dice boda, nadie espera.