Más violencia, menos sexo y poco rendimiento: así afecta el calor extremo a nuestro día a día
No es un mito: las altas temperaturas alteran el comportamiento. El experto en datos Kiko Llaneras repasa, con las cifras en la mano, el desbarajuste que provocan
Más violencia, menos sexo y poco rendimiento: así afecta el calor extremo a nuestro día a día
Madrid
El calor extremo nos afecta, y mucho. Además de su incidencia sobre el aumento de la mortalidad, las altas temperaturas muestran una alta incidencia sobre otros aspectos de la vida cotidiana de las personas, como su tendencia al insulto, el control de sus impulsos violentos, el deseo sexual o el rendimiento laboral.
El periodista experto en datos Kiko Llaneras ha buceado en todos los datos de los estudios que han investigado este asunto y ha presentado en Hoy por Hoy una lista de efectos del calor sobre las personas y también sobre las sociedades.
Estamos más negativos, insultamos...
¿La prueba? Cuando hace frío, llueve o hace calor... posteamos mensajes más tristes, pesimistas o enfadados en redes sociales.
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Un estudio en EEUU contó las palabrotas de millones de tuits. Observaron que en los días templados se usan menos. ¿Con el calor? Cuando las máximas pasan de 30 grados aumentan y cuando se superan los 40, se disparan.
Otro estudio clásico se hizo en los años ochenta, en Phoenix, Arizona: una cómplice de los investigadores provocó 75 pequeños atascos dejando su coche parado en un semáforo en verde. ¿Qué hacían los coches detrás? Casi siempre pitaban, pero en los días de mucho calor lo hacían el doble.
Nos hace más violentos...
Por desgracia, la temperatura también se asocia con crímenes graves. Las olas de calor coinciden con picos de asesinatos, violaciones, robos y asaltos. En Estados Unidos, por ejemplo, en los días con temperaturas 5 o 10 grados por encima de lo normal, estos sucesos violentos aumentan entre un 5% y un 10%.
Otros datos sugieren que el calor empuja incluso a la guerra.
En África, y en general en las regiones tropicales, los conflictos civiles y los estallidos de violencia locales pueden llegar a aumentar entre un 40% y un 50% en las estaciones excepcionalmente calurosas.
Existe el temor de que la violencia aumente por efecto del calentamiento global, en los países pobres y en los ricos.
La economía se enfría...
Hay una temperatura ideal para la actividad económica: 13 grados. Según una investigación publicada en Nature en 2015, un país maximiza su crecimiento con esa media anual, que es más o menos la de Francia. Si la temperatura baja, la economía se ralentiza; si sube, se ralentiza aún más. El efecto se había observado en países menos desarrollados, pero ahora se sabe que ocurre también en los ricos.
Otro estudio en Estados Unidos lo cuantificó en detalle: ¿cuánto le cuesta a un condado un día laborable con temperatura por encima de 30 grados? Unos 20 dólares (19,5 euros) por persona en pérdida de productividad. Cada grado por encima de 15 empieza a restar, hasta el punto de que un día con 30 grados de media —mucho calor— rebaja la renta anual de ese día en una cuarta parte.
Los investigadores vinculan el freno económico con las malas cosechas, muy afectadas por el calor.
Además, el calor impide que ciertas personas trabajen. Por ejemplo, los estadounidenses con profesiones expuestas al calor —como la agricultura, la minería o el transporte— reducen sus jornadas en 70 minutos en los días en que el sol aprieta más, según las encuestas de uso del tiempo.
Pero también con otra clave: quizá se trabaje menos horas y las personas sean menos productivas cuando cae un sol abrasador.
Cae nuestra productividad: en el trabajo y en clase
Un estudio de la Universidad de Chicago analizó el efecto de la temperatura sobre los resultados de los exámenes escolares y concluyó que en días por encima de 26 grados las notas empeoran.
Otra recopilación de informes confirma que hay una temperatura óptima para las aulas: se estima que refrigerar el aula a 20 grados en Iugar de 30 mejora el aprendizaje en un 20%.
¿Más cosas? ¡Nacen menos niños!
El calor también puede alterar los comportamientos sexuales y la tasa de fecundidad de un país. Un estudio que analizó 70 años de nacimientos en Estados Unidos observó que nueve meses después de un día extremadamente caluroso se reduce el número de partos. Esto podría ocurrir, sugieren los autores, por los efectos del calor sobre la fertilidad y el feto, o porque la concepción se retrasa a días más frescos. El efecto se compensa en los meses siguientes, pero no siempre, de manera que el calentamiento global podría trastocar la natalidad del próximo siglo.
Y aumenta la mortalidad...
Ya lo sabemos: Las temperaturas extremas —altas y bajas— elevan la mortalidad. En España: un estudio de ISGIobaI publicado en Nature Medicine estimó que el intenso calor del verano pasado fue responsable de 11.000 muertes en España y hasta 60.000 en Europa.
¿Una buena noticia?
Las muertes asociadas al calor pueden evitarse. Y en realidad se ha hecho. En Estados Unidos, la mortalidad por calor extremo se redujo un 80% a lo largo del siglo XX, gracias al aire acondicionado.
También en España: el calor mata menos aunque aumenta. Los expertos hablan de un mejor sistema sanitario, de aire acondicionado, más zonas verdes y exitosas camapañas campañas de prevención.