A vivir que son dos díasLa píldora de Elena Medel
Opinión

Metafísica del pulóver rosa

"Dos: una hora dura una hora, un segundo dura un segundo, pero la percepción varía según nuestras circunstancias, qué lento el tiempo en la prisa y qué veloz cuando lo estiraríamos"

La píldora de Elena Medel | Metafísica del pulóver rosa

Este minuto y medio pertenece al género de la infancia ocurrente, es decir: de la infancia que ocurre, porque existió esa niña en una cafetería, con su pulóver rosa y su voz en grito, y de la infancia que nos brinda una idea fuera de nuestras expectativas y dentro de los recursos de quien escribe en verano. La niña del pulóver rosa y la voz en grito alterna un bocado de merienda y una idea. En un momento dado, evoca: «yo aprendí a caminar con cuatro años». No me salen las cuentas, y la reacción de la madre lo confirma: «eso no es posible, porque tienes tres». Tirabuzón metafísico. Uno: esa niña habla como testigo de un mundo que aún no existe. Dos: una hora dura una hora, un segundo dura un segundo, pero la percepción varía según nuestras circunstancias, qué lento el tiempo en la prisa y qué veloz cuando lo estiraríamos. Tres: distinguimos entre el tiempo, el que corre en paralelo a nuestras obligaciones, y el no-tiempo, en el que nos desocupamos y la realidad se pausa, se borran los titulares, callamos el tictac. Pero el mundo sostiene su ritmo y aunque nos detengamos las vidas continúan, se elevan o se arruinan. Lo que sucede sucede en el tiempo, que avanza sin que al tiempo mismo le importemos; es la medida del principio y el fin para ustedes, para mí, para la niña que aprendió a caminar con cuatro años aunque recién cumplió tres, y con la boca llena de chocotorta responde a su madre: «bueno».