La historia del bar de hielo regentado por un español que triunfó en el norte de Noruega: "Era como pasar del verano al invierno a través de una puerta"

La ola de calor que está sufriendo España estos días está haciendo que muchos deseen entrar ya en el invierno. Sin embargo, la temporada de verano va, poco a poco, acercándose a su fin. La periodista Sol Alonso se ha propuesto en La Contraventana llevar a los oyentes del programa al frío y hablar de negocios relacionados con el hielo. La periodista ha contado su experiencia en un iglú. Fue en Kirkenes, uno de los puntos más al norte de Noruega, en el hotel de hielo más grande del mundo.

En España, puede ser difícil imaginar cómo deber de ser regentar un negocio que dependa del hielo. Sin embargo, el canario José Mijares lo hizo durante muchos años en el Cabo Norte de Noruega. Allí, montó un bar de hielo que se mantuvo activo durante casi 20 años.

Un bar de hielo regentado por un español

Mijares ha contado en La Ventana que llegó a esas latitudes en el año 1997 haciendo de guía turístico y se quedó fascinado con el país. "Llegó un momento en el que decidí quedarme allí y montar un negocio. La idea fue abrir un bar de hielo para el verano en un sitio que es muy turístico. Estuvimos con el bar de 2004 hasta 2020", ha explicado.

Mijares compró un edificio y dentro de él instaló el bar de hielo, que mantuvo gracias a un sistema de frío de industrial. "A partir de ahí nos tocó ir a lagos para cortar el hielo, contratar escultores y mantener el bar de mayo a septiembre", ha asegurado. Mijares aprendió su oficio a base de ensayo y error. Comenta que cada año tenía que volver a construir el bar y mantenerlo, ya que el hielo se desgastaba con el uso de los clientes.

Mijares ha contado detalladamente el método de extracción del hielo. "Si haces un corte en un lago, te encuentras un hielo de gran espesor. Ese hielo flota, metes un tractor y vas sacando los trozos como si fueran pescaditos", ha afirmado. Mijares también trabajaba con un grupo de escultores, de los que aprendió la manera de mantener el hielo durante toda la temporada. El mobiliario del bar también era de hielo, todo menos el suelo. Dentro del bar de hielo, Mijares no servía alcohol sino Rives, una bebida española del Puerto de Santa María. "Era como pasar del verano al invierno a través de una puerta", ha señalado.

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La pandemia fue lo que acabó con el bar de Mijares. "Rehacer el bar cada año costaba 40.000 euros. Al estar completamente cerradas las fronteras, no teníamos turismo. En mayo del 2021 decidimos cerrar. Ahora estamos con una tienda de Navidad que es un cañón", ha concluido.

"Hacer un iglú cuesta varias tardes"

En España también existen este tipo de negocios relacionados con el hielo y el frío. Es el caso de Tena Park en Huesca que, entre otras muchas actividades, ofrece la experiencia de construir tu propio iglú y dormir en él una noche.

Iris Grana, su gerente, ha explicado que en 2016 consiguieron el premio a la Mejor Experiencia Turística de Aragón gracias a esta iniciativa. La gerente expone que es el cliente el que acaba de hacer el iglú. "Hacer un iglú cuesta varias tardes. Nosotros necesitamos un tipo de nieve concreta para que se sostenga. Para que dure un poco más utilizamos un fumigador para regarlo y la primera capa del iglú se queda congelada por la noche", ha expuesto.

Esta actividad se realiza únicamente durante el invierno, desde diciembre hasta finales de Semana Santa. Grana ha explicado que no se pasa frío durmiendo dentro de los iglús. "El silencio que hay dentro es una pasada", ha señalado.

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