Doctor Junts y Míster Puigdemont

Los seis diputados que Junts obtuvo el 23 de julio son la clave de bóveda de la mayoría que dará el Gobierno a Feijóo o a Sánchez. O de una repetición electoral que nadie parece buscar con muchas ganas. Le guste a usted más o menos el personaje del president de Waterloo, así es la democracia. Al conocerse el resultado de las elecciones, todos los ojos se posaron sobre Sánchez y todas las críticas sobre su futurible pacto con Puigdemont para alcanzar los 178 diputados que ya le dieron a la izquierda el control de la Mesa del Congreso.

Puigdemont, para la fachosfera, es la bestia de la película de Álex de la Iglesia, un monstruo como nunca hubo ninguno en la España política desde la muerte del Caudillo (que Dios lo tenga entres sus gusanos), un ser infecto, la palanca que haría estallar las costuras de la patria, un falso, un rastrero, un tipo al que Sánchez se agarra sin escrúpulos. Servidor se encontró a Puigdemont hace unos meses en la calle en Bruselas cuando él iba a buscar a los niños al colegio y les puedo asegurar que de la americana no salía rabo y que no se le apreciaban cuernos.

Con Puigdemont, repetía la fachosfera, no se pacta, es peor que la peste y el cólera. Gobernar gracias a él es un insulto y un ataque a España. Y bla, bla bla, que ya se saben ustedes el cuento. Pero resulta que el Partido Popular echa cuentas y echa cuentas y echa cuentos y sólo le faltan cuatro diputados y los peneuvistas no le hacen caso y hablar con Bildu o Esquerra es inútil. ¿Cuál es la solución? Oh querido Puigdemont. Desde hace unos días la fachosfera está revuelta porque los populares ya no hablan de Puigdemont sino de Junts, su partido, “cuya tradición y legalidad no están en duda”, según González Pons.

La Razón decía hace unos días que Sánchez pactaría con un prófugo y ahora dice que los populares hablarán con todos los grupos parlamentarios, salvo con Bildu. Ya no es el prófugo, ahora hablamos de grupo parlamentario. En El Mundo tienen una bonita costumbre para no alterar la paz de sus lectores. Si quien negocia con los nacionalistas catalanes es el PSOE, lo hace con el separatista Puigdemont. Cuando es el PP, lo hace con Junts. Y a ver si el lector es tonto de capirote y no se da cuenta. Lo bueno es que parece claro que la unidad de la patria y la pulcritud democrática no están en peligro.