A vivir que son dos díasLa píldora de Elena Medel
Opinión

Un selfie contra tu voluntad

"Donde no nos fijábamos aguardaba aquello que habíamos buscado: lo importante, aquello para no olvidar"

La píldora de Elena Medel | Un selfie contra tu voluntad

Antes de un viaje preparas la lista de aquello que guardarás en la maleta, para evitar que se te olvide lo importante. Antes de viajar planteé a una amiga argentina mis dudas sobre cuestiones prácticas: el clima, las divisas. Me explicó que el tiempo cambiaba cada día: un jueves vistes manga corta y el sábado te desvelan el granizo y la tormenta. Lo del dinero, esto no y esto tampoco y esto sí, bueno, a lo mejor. Trae de todo, resumió: cuesta entender. A base de caminar por Buenos Aires, de mirar y de oír, creía saber —más o menos— lo que sucedía, cómo, incluso los motivos. Al mes de aterrizar en Buenos Aires viajé en el barco a Montevideo. En el buquebus me senté junto a la ventana, pero habían forrado el cristal con un papel de espejo, así que, si intentabas fotografiar el exterior, la cámara te disparaba un selfie contra tu voluntad. Mientras el resto del pasaje se empeñaba en ese gesto, girar el cuerpo un poco y buscar afuera con el móvil, unos pocos viajeros se movían hasta el fondo de la sala, y contemplaban la ciudad alejándose, los edificios altos cada vez más pequeños, la postal rara y bella. Donde no nos fijábamos aguardaba aquello que habíamos buscado: lo importante, aquello para no olvidar. Lo pensaba mientras el río avanzaba lento en torno al barco, o acaso sucedía al revés: una línea distinguía entre el cielo y el agua por la que nos deslizábamos. Mi amiga tenía razón: en efecto, cuesta entender hasta que entendí.