Ser o no ser (madres)
"El dilema de la paternidad consiste en elegir, como en aquellos libros infantiles, tu propia renuncia: no tener hijos implica que jamás conocerás a quien, de existir, estaría destinado a darle un vuelco a todo; pero tenerlos significa que nunca sabrás nada de la persona que podrías llegar a ser si priorizases tu vida y no la de otros"
La píldora de Alba Carballal | Ser o no ser (madres)
Será cosa del cambio de década, pero desde que he cumplido los treinta mi entorno se ha plagado de amigas embarazadas, parejas felices con sus retoños, madres solteras, padrazos en potencia a los que les está costando serlo y, por supuesto, también de personas que han decidido libremente no tener hijos. Por si fuera poco, la semana pasada el INE confirmó lo que ya sospechábamos: se ha registrado la cifra semestral de nacimientos más baja desde que se tienen datos. El debate está servido, sobre todo si a la mesa se sienta alguien que, como yo, todavía no sabe lo que quiere. Los amigos suelen ser generosos con los consejos, y al final es inevitable que las conclusiones sean poliédricas, por lo menos si tienes suerte. Si no, el cacao mental se vuelve todavía peor. Los talibanes de la paternidad repiten vigorosamente, apelando siempre a la emoción y sin muchos argumentos, que tener hijos es, pese a todos los inconvenientes, lo mejor que te puede pasar. Otros, que también han sido padres y no lo romantizan tanto, te advierten de que te lo pienses dos veces, porque luego los críos gritan y lloran y dan por saco y, sorpresa, no se pueden devolver. Y después están los defensores a ultranza de la antinatalidad, que lo reducen todo a la calma, los viajes, los sueldos dobles y los domingos lentos. Sospecho que la disyuntiva es más compleja. El dilema de la paternidad consiste en elegir, como en aquellos libros infantiles, tu propia renuncia: no tener hijos implica que jamás conocerás a quien, de existir, estaría destinado a darle un vuelco a todo; pero tenerlos significa que nunca sabrás nada de la persona que podrías llegar a ser si priorizases tu vida y no la de otros. En el fondo es reconfortante pensar que el acierto no depende de una: decidas lo que decidas, es imposible saber si la persona a la que te estás perdiendo sería o no un imbécil. Soy Alba Carballal.