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Jaime Chávarri: "Yo no soy un revolucionario, soy un burgués inquieto"

El director de películas como 'El desencanto' o 'Las cosas del querer' vuelve diecisiete años después con 'La manzana de oro', una comedia sobre poetas que quieren pasar a la posteridad

Entrevista | Jaime Chávarri, desencanto, poesía y cine

Madrid

Alejado del aura de autor maldito, Jaime Chávarri encaja con naturalidad cualquier pregunta. Ya sea la enésima cuestión sobre El desencanto, obra maestra del cine español, sobre su juventud en la España postfranquista o sobre por qué han pasado diecisiete años sin rodar. "Lo que he estado haciendo es la otra cosa que me gusta a mí en el mundo, que es dar clase. He tenido la suerte de que no solamente he tenido una vocación en la vida, sino que he tenido dos. La verdad es que yo me retiré muy contento, porque con las clases y un poco de teatro no echaba de menos el cine", dice Chávarri que, al mismo tiempo, sigue creyendo en eso de que el veneno del cine nunca te deja en paz.

Fue un bicho raro en la familia por dedicarse a lo de hacer películas, pero la reconciliación familiar llegó cuando vieron Los viajes escolares en 1976 y, a partir de ahí, la carrera de este voraz lector, burgués inquieto, como suele definirse, fue para adelante compaginando un cine autoral, que viajaba a los festivales, con películas comerciales y musicales, como Las cosas del querer o A un dios desconocido. Sin olvidar que también tuvo su incursión en el cine erótico.

El veneno del cine le ha vuelto a picar a los 80 años. "En estos años ya había escrito un guion que era un guion precisamente sobre los escritores. Pensaba que era un disparate porque era un tema que nadie nunca le iba a interesar a nadie, y entonces leí la novela de Aramburu", cuenta sobre su nueva película, que llega a cines este viernes. La manzana de oro es una adaptación de la novela Ávidas Pretensiones y cuenta con guion del propio Chávarri y José Ángel Esteban. Tiene una de las cosas que más interesan al director madrileño: hablar de la creación y de la poesía. "Ha resultado ser la tercera película de una trilogía sobre los poetas españoles que yo nunca me había planteado, pero que empezó con El desencanto, siguió con un Dios desconocido y termina ahora. Y las tres películas son completamente distintas".

"La poesía es una cosa que da mucho pudor, porque casi nadie te dice de entrada que le gusta. La gente tiene miedo de parecer cursi, pero cuando luego resulta que a muchísima gente le gusta muchísimo y mucha gente escribe poesía y la gente joven hay una poesía en internet y hay todo un movimiento, que además está en la película, que es muy importante. Había técnicos en el rodaje que nos pasaban poemas para que saliera en la película. Ha sido muy interesante". En este nuevo film tenemos a una pléyade de poetas de distintas generaciones se reúnen a pasar un fin de semana en un pazo, donde la anfitriona, Vicky Peña, les propone un concurso de poemas sobre la trascendencia. Y en esa convivencia resuenan todos los tipos de la sociedad actual pasados por el tamiz de la mirada del director. Sergi López, Marta Nieto, Ginés García Millán o Celso Bugallo completan el reparto de esta comedia. Un divertido y revelador encuentro entre artistas que sacará a relucir tanto las luces como las sombras del universo poético y literario, combinando lo mordaz y lo irónico con lo tierno y emotivo.

"Son cuatro generaciones los que aparecen, eso no está en la novela. Está la generación que ya está acabada o que se ha tenido que reciclar y se esfuerza con vivir y con seguir teniendo historias que contar, se agarran como un clavo ardiendo. Luego está la generación que está empezando. Es la realidad de cualquier cosa o de cualquier arte", explica Chávarri. En esas discusiones y en esos juegos literarios trasciende una de las motivaciones del arte y de sus creadores: la de cambiar el mundo. "Están los mayores en los que, de alguna manera, hay una especie de fracaso que además es una especie de metáfora del fracaso político, que no ideológico, de la izquierda. Luego están los jóvenes que lo están cambiando sin darse cuenta".

'La manzana de oro' | Entrevista a Jaime Chávarri

"Yo quería sacar la poesía de mi época que era la poesía antifranquista, porque era la que yo leía y la poesía que estaba viva en ese momento. Entonces me inventé a este este viejo poeta de 100 años que que llega allí, que está como un zombie, pero que sí es muy consciente de que hacían poesía porque creían que iba a cambiar el mundo". Cambiar el mundo, cambiar la sociedad, cambiar un país. Eso estaba detrás del motor de muchos cineastas de la generación de Chávarri, que salieron de la Escuela de Cine. "Teníamos la responsabilidad de intentarlo. No somos políticos, no somos gente que tenemos ningún tipo de poder, pero teníamos que hacer que cambiara al menos para una persona la visión de las cosas. Es la intención de provocar y conseguir una emoción en el otro, no hace falta que sea en todo el país. No basta con estar en la antología, no basta con que te digan que es bueno, tienes que ver que a alguien le ha emocionado".

Su curso no pudo acabar la carrera, dimitieron ante las censuras que el franquismo iba imponiendo, pero Juan Antonio Bardem consiguió que salieran con el título y pudieran firmar sus trabajos. En esa época Chávarri trabaja como ayudante en una de las películas clave del cine español, El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, otro veterano que vuelve este mes de septiembre a los cines. "Tengo muchas ganas de ver su nueva película, tengo un enorme cariño por Víctor. En mi formación cinematográfica, el rodaje de El espíritu de la colmena fue muy importante. Sobre todo para esa consciencia de qué es la poesía en el cine, una cuestión muy difícil".

"El cine lo que tienes es que dura poquísimo. Las películas se olvidan enseguida. Si piensas en los directores de mi generación, algunos tenemos la suerte de tener una película o dos que se recuerdan, pero en general no pasa", reflexiona el cineasta, un creador que también ha dado su versión del mundo. "He hecho encargos", se asegura a decir para desmontar eso de que es autor de sus obras. Sin embargo, sin él El desencanto sería otra cosa. "Yo no me llevé muy bien con Michi Panero, bueno él se llevó mal conmigo. Un día estábamos presentando algo años después y, de repente, dijo una cosa que me puso los pelos de punto, dijo que no me había dado cuenta de que había cogido una historia completamente vulgar y la había convertido en una leyenda". Insiste en que fue un encargo: "A mi no se me había ocurrido hacer esa película. Ni sabía quienes eran. Conocía a Michi de tomar copas, pero luego conocí a la madre y fue otra cosa. También a Leopoldo María y eso cambió todo".

Camarón, Las cosas del querer, Las bicicletas son para el verano son otros de los títulos que abarcan la carrera del cineasta, humilde y alegre, a pesar de los logros y feliz de haberse dedicado a lo que más le gusta, el cine. Ahora dice que disfruta haciendo de actor. La primera vez que lo hizo fue con Pedro Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? con un diálogo divertido y sexual junto a Verónica Forqué y Carmen Maura mientras se desnudaba. "Me encanta esa escena, pero me bebí tres gin tonics para hacerla", cuenta divertido. Fue su primera vez delante de las cámaras y ahora actúa para las prácticas de sus alumnos. "Es precioso que te dirijan tus alumnos. De repente ves si saben o no saben, pero no les puedes decir que no te dirijan así. Es muy reconfortante ver cómo trabaja la gente a la que has estado enseñando durante un curso entero".

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...