El alcalde ucraniano que perdió una mano y quiere regresar al frente de batalla

Madrid

Iván R. – de 48 años- era alcalde de Poltava, una de las ciudades que se encuentran de camino a la región de Dombás. Cuando empezó la guerra en Ucrania, asumió el control de otros siete pequeños pueblos de alrededor. Pero pronto tuvo que dejarlo todo. Iván no se lo pensó y el mismo 24 de febrero empuñó un arma y plantó cara a la invasión rusa. “Pronto me convertí en el comandante de mi unidad”, nos relata con una mirada que esconde el dolor de lo vivido en estos últimos meses.

Luchó en primera línea del frente de batalla, hasta que hace solo cinco meses, en Kreminna - región de Lugansk- , un proyectil le destrozó la mano izquierda, “tuvieron que amputármela”, relata con su muñón al aire. No lo esconde. Lo muestra como la peor secuela de una guerra que ha cambiado su vida para siempre

Iván fue evacuado a Zaragoza, fue uno de los 64 soldados ucranianos heridos que han sido atendidos en el Hospital Militar de Zaragoza. Allí, le curaron y le diseñaron una prótesis a medida para recuperar la movilidad de su brazo.

Todavía se está acostumbrando a su nueva mano artificial, “ya soy capaz de abrir una botella de agua, de servirme un vaso...”, pero hay gestos, que le cuestan, como, por ejemplo, “ponerme un chaleco antibalas”. Aun así, por su cabeza, solo pasa regresar al campo de batalla: “Me gustaría volver, pero temo que me aparten de la primera línea, si no me dejan estar en el frente, me daré de baja y pediré el traslado a otra unidad porque quiero regresar al campo de batalla para defender a mi país”, cuenta con tono firme y seco.

Iván está a punto de regresar a Ucrania porque su tratamiento ha terminado ya. Como él, lo han hecho ya otros 46 soldados ucranianos más que también han sido tratados en España, tanto en el Hospital Militar de Zaragoza, como el Hospital Gómez Ulla de Madrid: “Me siento muy fuerte, me he sentido muy bien en España. Me han hecho sentirme como en casa. Estoy muy agradecido a todos los médicos del hospital militar de Zaragoza”.

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La cara de Iván no oculta su preocupación por lo que ocurre en su país, las cicatrices no solo son visibles, también le han marcado por dentro. Su expresión se vuelve algo fría cuando confiesa que acaba de perder a su sobrino, muerto también en le frente de batalla, en concreto en Zaporiyia.

Le gustaría volver a ser alcalde, “quiero volver a arreglar los problemas de la gente”, pero antes, “tenemos que recuperar lo que nos pertenece”.