A vivir que son dos díasLa píldora de Alba Carballal
Opinión

Lo que no se acaba

"Me despido ya de ustedes, qué remedio, con la amargura en la lengua que provoca pensar que, aunque nada es para siempre, parece que ciertas cosas nunca terminan de acabarse"

La píldora de Alba Carballal | Lo que no se acaba

Todo se acaba. Se termina el mes de agosto, y con él llega el fin simbólico y anticipado de un verano que, aunque sobre el calendario todavía se vaya a prolongar tres semanas más, cierra las puertas para casi todos del chiringuito y la piel de cangrejo. Se terminan las páginas de la agenda del curso pasado, los botes de aftersun y pronto hasta la Vuelta a España. Se acaba también para mí este rato compartido, que cada domingo me ha hecho detener un momento el curso de mis pensamientos para tomarles una fotografía. A Alberto Núñez Feijóo le encantaría hacer lo mismo, pero me temo que no tiene ni un segundo que perder si quiere conservar una mínima opción de ser investido: como no se dé prisa, la imagen le va a salir movida. Y para movida la que tienen montada Pere Rusiñol y Darío Adanti, editores de la Revista Mongolia, que han sido imputados por el anacrónico delito de, y abro comillas, ‘ofensa a los sentimientos religiosos’. Que un tipo penal abiertamente contrario a la libertad de expresión siga existiendo en nuestras leyes es motivo suficiente para pensar que en este país, por prisa que tengamos, a veces el tiempo circula hacia atrás. El caso Rubiales ha puesto sobre la mesa un ejemplo clarísimo: el movimiento #SeAcabó, iniciado por las campeonas del mundo de fútbol, ha terminado por desembocar en una suerte de #MeToo patrio que implica a muchos otros ámbitos profesionales. Que las mujeres ya no nos callamos lo muestran iniciativas como la de la escritora Cristina Fallarás, que en los últimos días está recopilando en sus redes sociales una macabra colección de testimonios anónimos de violencia machista. Me despido ya de ustedes, qué remedio, con la amargura en la lengua que provoca pensar que, aunque nada es para siempre, parece que ciertas cosas nunca terminan de acabarse. Soy Alba Carballal.