Curso nuevo, vida nueva

Las mañanas de septiembre tienen la humedad del tiempo nuevo, la vida que comienza, una humedad que gracias a los colegios, los institutos y las universidades sabe hacerle la competencia a la primera semana de enero. Curso nuevo, vida nueva. En realidad, la vida cambia en septiembre más que en enero. Este año la humedad de la lluvia ha sido complicada, pero subrayó la novedad, porque después del árido agosto político, en el que todo parecía seguir como siempre, necesitamos un esfuerzo mental para sentir que volvemos de vacaciones, que debemos saludar a los amigos en nuestro barrio y en nuestras oficinas y que tenemos que hacer gala de unas ilusiones renovadas y una intención de mejorar la vida. Buenos días Àngels, me alegro de oírte, qué tal todo, seamos mejores.

La vida diaria es una mascota que dejamos en casa de unos parientes para tomarnos vacaciones. Ahora hemos recogido a nuestra mascota y la tenemos que sacar a la calle para que haga sus necesidades y se encuentre con sus rincones preferidos. El mejor consejo es que mantengamos una calma descansada con dos cuidados principales. El primero: procurar que nadie le pegue a nuestra existencia diaria una patada. Tal como están las cosas cualquier bulo, pantomima o esperpento puede lesionarnos. El segundo: procurar que nuestra día a día no le muerda a nadie.

Es tanta la basura que flota en el ambiente, que una buena intención para comenzar el curso puede ser el esfuerzo por no confundirnos con los convulsos agitadores de la mentira. Así sea. A ver si conservamos la calma en septiembre para luego entrar con buen pie en octubre.