Arabia Saudí lo compra todo: ¿hasta dónde llegan las inversiones saudíes?
La compra del 9,9% de Telefónica por parte del grupo saudí STC ha evidenciado las intenciones del país de expandirse por Occidente y así intentar blanquear su imagen de régimen dictatorial
El dinero saudí
El principal operador de telecomunicaciones de Arabia Saudí, STC group, decidió este martes adquirir una participación del 9,9% en Telefónica por un importe total de 2.100 millones de euros. De esta forma, pasa a ser el máximo accionista de la compañía, algo que ha generado cierta inquietud entre los miembros del Gobierno e incluso en la oposición.
La operación ha sido medida al milímetro por el país dictatorial, ya que ha comprado el 9,9% porque a partir de un 10% el Ministerio de Economía podría vetarlo mediante la acción de oro. Además, para evitar otro veto del Ministerio de Defensa, la operación se realizará en dos partes: un 4,9% con acciones directas del capital social de Telefónica y el 5% restante mediante instrumentos financieros.
De esta forma, la adquisición del estado saudí evidencia el plan de blanqueamiento que tiene fijado el Gobierno para 2030. Con la intención de tapar las constantes violaciones de Derechos Humanos, la persecución de homosexuales, minorías y periodistas, los dirigentes al mando de la dictadura tratan de expandirse por Occidente para mostrar su cara menos oscura.
En el mundo de las telecomunicaciones, los saudíes controlan el 15% de Vodafone y, ahora, casi el 10% de Telefónica. Sin embargo, para esta última aseguran que no tienen intención de tomar el control mayoritario de la compañía.
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En el aspecto bancario, también cuentan con varias inversiones. Compró un 9,99% de la entidad Credit Suisse, para después arruinarla, asegurando que no iban a aportar más fondos en caso de que el banco tuviese problemas de liquidez. Apenas unos días después, el banco entró en quiebra y tuvo que ser rescatado por la otra entidad bancaria suiza, UBS.
El fútbol y el golf, sus grandes inversiones
Otro de los sectores donde Arabia Saudí ha decidido realizar una multimillonaria inversión ha sido en el mundo del fútbol. Tras cerrar el fichaje de Cristiano Ronaldo por 200 millones al año, han llegado otras grandes estrellas como Benzema, Neymar, Sadio Mané e incluso Gabri Veiga, la joven promesa del Celta de Vigo que tiene un contrato de 12 millones al año, que supone cerca de 30 veces lo que iba a recibir si se quedaba en algún club español. Además, la Supercopa de España se celebra todos los años allí, gracias a un acuerdo aprobado por el entonces presidente Rubiales.
Por otro lado, el régimen dictatorial se ha comprado la industria del golf, jugador a jugador. Tras ir reclutando jugadores para que abandonen la PGA Tour, principal liga a nivel mundial, para unirse a una nueva liga creada desde cero, llamada DP World Tour. Lograron atraer a todos los golfistas, incluido John Rahm, número 1 del mundo. Ante este escenario, llegaron a un acuerdo ambas directivas para unificarse ambas ligas en una, con grandes beneficios para varias empresas controladas por la dictadura saudí.
Los videojuegos también dependen del dinero saudí
Conscientes de la repercusión que tienen los videojuegos, Arabia Saudí también tiene grandes inversiones en esta industria. El estado saudí posee el 8,99% de EA Sports, que tiene juegos como el FIFA. Además, es el mayor accionista extranjero de Nintendo, con un 8,96% y también es el mayor accionista de Activision, otro gigante de los videojuegos.
Por otro lado, cuentan con numerosas inversiones en los E-Sports, hasta el punto que el presidente de la Federación de Arabia Saudita, Faisal Bin Bandar, ha pedido mejoras en el sector: "Me gustaría ver más innovación en las cosas que estamos haciendo al respecto. Cuando hablas de juegos, hay ciertos lugares que sabes que te vienen a la cabeza, como Corea del Sur, Japón, conoces Los Ángeles o Burbank, conoces ciertos lugares en Europa. Quiero que Arabia Saudita esté en esa lista donde, cuando piensas en juegos, sea uno de esos lugares".
Por último, Arabia Saudí también paga a investigadores universitarios españoles que domicilien sus investigaciones en el país, con el objetivo de subir el ranking de sus universidades, tal y como publicó el diario El País.