Mario Casas estrenó hace unos días su primera película como director, Mi soledad tiene alas. Una historia que empezó a fraguarse en pandemia y a la que ha ido dando forma durante muchos años. Era todo un reto para él y se ha dejado la piel en esa cinta. Su hermano Óscar es el protagonista y eso suponía un desafía aún mayor pero tenía claro que no podía ser otra persona. Ambos hermanos estuvieron este martes por la noche en El Hormiguero y, además de divertirse mucho con las ocurrencias del programa, desvelaron muchos detalles del rodaje. Uno de los momentos más comprometidos fue cuando contaron cómo fue grabar escenas de sexo delante de tu hermano. Para empezar, Mario Casas exigió un mes y medio de ensayos, «que es mucho», y que, quitando los protagonistas, el resto de actores no fueran profesionales: «Creábamos escenas, jugábamos, ellos se convertían en personajes y yo les pedí que, después de ese mes y medio, era magia lo que había, saltaban chispas por todos lados. Les dije »fuera de aquí no quiero que os veáis”, contaba en el programa. Mientras Mario relataba lo estricto que había sido, su hermano Óscar, a su lado, ponía caras que Pablo Motos supo interpretar: «¡Ah! Que acabo de entender... tú lo que querías era que ardiese la tensión sexual para grabarla en la peli», dice el presentador y el actor se tapa la cara. Mario quería matizar esa frase: «No es tanto tensión sexual... Es una peli de miradas... pero no solo con Candela, también con Farid, tenían una química de amigos increíble, entonces, si empezaban a salir de fiesta, tú imagínate que les pasa algo, que se cabrean entre ellos... no podían perder esa química... Entonces, cuando tú ves la película, ese primer encuentro entre Óscar y Candela, por todo lo que hay antes, es magia». Óscar mientras se mordía la lengua. No quería hablar mucho pero sus caras era muy elocuentes. Finalmente arranca y cuenta cómo fue su experiencia: «Tú estás viviendo con esa chica, que solo estás conociendo viviendo la cosa más intensa y loca de tu vida, y hay un momento íntimo y tu hermano empieza: »¡Máaaaas! ¡Máaaaas! ¡Agárrala! ¡Todoooo! Yo estaba viviendo eso y pensando, ¿qué está pasando? Esto no es real. Y de fondo, Titanic”, recordaba, y la canción empieza a sonar. Mario intenta defenderse: «Me salió el boomer que llevo dentro. No quiero contar para no desvelar, pero yo estaba metido en un baño. Fue como muy intenso», intenta zanjar el tema. Durante la entrevista en televisión, como en la de la SER hace unas semanas, Mario se prodiga en alabanzas al trabajo de su hermano: «Me da 3.000 patadas como actor», afirma. Considera que «Óscar se ha sumergido muchísimo en todos los sentidos» y confiesa que él, con 24 añitos, «no hacía eso» en la pantalla.