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Venecia 2023 | Comedia contra la estupidez humana: 'Hitman' y 'Enea' traen el humor a Venecia

Richard Linklater sorprende fuera de concurso con un divertido retrato sobre la identidad protagonizado por Glen Powell y el italiano Pietro Castellitto se sumerge en la decadencia de Roma

Fotograma de Glen Powell en 'Hit man' / Brian Roedel

Venecia

La comedia está siendo un género preponderante aquí en Venecia. De la fallida The palace de Polanski, a las retorcidas y satíricas Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos y El conde de Pablo Larraín, hemos pasado al desparrame de un director italiano y un americano en esta jornada de festival, donde ya se empieza a notar cierto cansancio y la huida de parte del público y acreditados, tras el paso de la mayoría de pesos pesados. El cineasta Richard Linklater, director de la trilogía de Antes del amanecer, nos ha hecho reír con Hit Man, la historia de un tipo normal y corriente, más o menos, que acaba envuelto en un crimen de la manera más tonta posible.

Linklater recrea la historia real de un profesor de filosofía, Gary Johnson, que colaboraba con la policía en sus tiempos libres para cazar a potenciales asesinos. Es decir, gente como ustedes y como yo, con mucha rabia dentro que, un buen día decide contratar los servicios de un profesional del crimen para eliminar a alguien que le estorba o que le anda jodiendo. Piensen en un jefe acosador, en compañeros que se ríen de tu trabajo, en vecinos que hacen demasiado ruido, en alguien que les debe dinero, en un estafador o en marido asqueroso y machirulo con un suculento seguro de vida. Pues nuestro profesor de filosofía se hace pasar por matarife con micrófonos coultos y, en cada caso, se disfraza de un personaje.

Glen Powell, que ha escrito junto a Linklater esta comedia presentada fuera de competición, pero que ojalá pudiera optar a mejor guion o mejor interpretación masculina, es ese detective, anodino profesor obsesionado con Freud y Nietzsche, como lo estaba el Joaquin Phoenix de Irracional Man, película de Woody Allen a la que a veces resuena este nuevo trabajo de Linklater, que resulta tener cualidades excepcionales como infiltrado. Es capaz de actuar, de crear un personaje nuevo cada vez para pillar in fragantes a esos potenciales asesinos. Como demuestra la teoría de Erving Goffman, un sociólogo que comparaba nuestra vida con el teatro, todos interpretamos un papel y ese papel es diferente según el contexto y la gente con la que interactuemos. La película, que puede parecer menor y banal, tiene detrás toda una reflexión filosófica sobre la identidad. ¿Somos aquellos a los que imitamos? ¿Somos ese personaje que mostramos en interacción con los demás? ¿Somos lo que nos gustaría ser? ¿Cuál es la esencia del ser humano, la del ello, el ego o la del súperyo? Detrás de esas sesudas preguntas hay una divertida puesta en escena, unos diálogos retorcidos e hilarantes y un juego de espejos en esta historia de enredo, donde el sexo, volviendo a Freud, lo puede todo.

A nuestro protagonista infiltrado le delata el fuego de la pasión con la tía buena de turno. Evidentemente, el patriarcado no ha abandonado Hollywood, qué se pensaban, y la sexualización del personaje femenino, Adria Arjona, es cargante. Pero aún así, Hit Man es una inteligente, original y divertida comedia, mezclada con el noir y el thriller piscolócio, que nunca abandona el humor ni lo que quiere ser y que nos deja claro cómo el cine, en este caso el de gánster y policías, ha marcado no solo nuestra visión del mundo, sino también ha performado nuestra realidad. El director de Boyhood demuestra que es uno de los más eclécticos creadores de un Hollywood encallado que empieza a repetir ideas.

La otra comedia del día sí está en competición. El joven director y actor italiano Pietro Castellitto ha dado el salto, tras ganar premio a mejor guion en Horizontes con su ópera prima en 2020, Los depredadores, a la sección oficial, donde este año abunda el cine alpino. El nepobaby italiano de la competición, hijo de Sergio Castellitto el autor de Volver a nacer o No te muevas, repite la fórmula de su anterior filme, pero con mucho más poderío visual. En Enea interpreta a Eneas, ese héroe griego que, según Virgilio nos cuenta en La Eneida, tras la Guerra de Troya decidió ir al Lazio y allí fundó Roma, el corazón de lo que sería Italia. Roma es el centro de esta historia sobre hermanos que tienen en sus manos crear o destruirlo todo, como Rómulo y Remo, como la política actual. El mito de la fundación del imperio, le sirve a Castellito para diseccionar el comportamiento hipócrita y absurdo de la burguesía alta italiana.

En una ciudad decadente y muerta, pero mucho más auténtica que esa Roma que nos mostró Sorrentino en La gran belleza, Enea quiere sentirse vivo y para ello, con su amigo Valentino, con quien dirige un restaurante de Sushi, se dispone a traficar con cocaína en la noche italiana. Una historia de gánsteres y de mafia de andar por casa. Dos niños ricos víctimas del la familia burguesa. De padres insatisfechos, que nacieron en familias obreras, consiguieron la estabilidad y con ella cierta corrupción moral. Es casi una metáfora del país Italia y también de nuestra España.

Los personajes de Castellito son absurdos y fellinianos: un padre melancólico -el verdadero padre del director-, un hermano que tiene conflictos en el colegio, una madre derrotada por el amor y por los ninguneos de los hombres, ya sean sus compañeros periodistas machos de trabajo como los de su familia, una novia engañada y un escritor con éxito y mala baba. Y todo ello con algunas interesantes ideas visuales, como la palmera que cae y destruye todo mientras resuenan los mantras de un curso online de meditación. La película es excesiva y poco fina, pero la crítica y el humor funcionan, así como la vis comica de los actores.