La contradicción de la FIFA

Madrid

Celebremos que la FIFA y el mundo del fútbol hayan descubierto la exótica cultura de la igualdad y el feminismo. Ya era hora de que reaccionaran como es debido ante la anomalía del machismo que tanto impregna el deporte rey. Aplaudamos la decisión de la poderosa organización de suspender a Rubiales pero este gesto puntual no cambia todas las veces que a la FIFA le han importado casi nada los derechos humanos y el respeto a los valores democráticos.

El mundial masculino en Qatar fue una vergüenza. Que la situación de las mujeres musulmanas no sea tenida en cuenta cuando se decide dónde se van a celebrar los torneos no es más que la expresión de una aleación indestructible entre machismo y racismo. Es tan necesario denunciar la agresión a Jenni Hermoso como el hecho de que en Qatar o Arabia Saudí las mujeres son consideradas mucho menos que humanas.

Ahora que la FIFA ha descubierto la igualdad, ¿cómo va a defender que la próxima copa de clubes se celebre en Arabia Saudí? Nos van a decir, como hiciera Rubiales con la Supercopa de España, que las saudíes tienen que agradecer que les pongan baños en los estadios?

En este sentido también sería una enorme incoherencia por parte de España seguir defendiendo la propuesta que presentó el cesado presidente para el próximo mundial, una candidatura conjunta con Portugal y Marruecos. Un país, este último, en el que a día de hoy las mujeres siguen siendo discriminadas por ley, la homosexualidad está penada con cárcel y la vulneración de derechos fundamentales es una constante. La igualdad hay que defenderla para todas las mujeres del mundo. Lo contrario sería racismo machista o machismo racista, lo que prefieran.