Pasiones de rentrée
Ya volvió la liga, ya vuelven los colegios, ya se disolvió aquel olor a socarrat que llegaba de las playas, el recuerdo de tantas tardes en que creímos agotar la pasión de la pereza

Ignacio Peyró: "Es el momento del desvanecimiento de los morenos más apetecibles, del regreso a los atascos"
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Madrid
El articulismo costumbrista escribía sobre la rentrée igual que –con los primeros fríos– hablaba sobre las castañeras, se ponía lírico-nostálgico en Navidad y celebraba el triunfo de la primavera cantando las terrazas. Hoy la rentrée no es lo que era: la política hace tiempo que dejó de conocer el veraneo. Ya volvió la liga, ya vuelven los colegios, ya se disolvió aquel olor a socarrat que llegaba de las playas, el recuerdo de tantas tardes en que creímos agotar la pasión de la pereza.
Es el momento del desvanecimiento de los morenos más apetecibles, del regreso a los atascos, a la dispepsia del jefe, de pagar la visa, de ver cómo –de pronto– los escaparates se llenan de jerseys. Un estudio indica que, al pasar una semana de nuestra reincorporación, tenemos una perspectiva amarga al comparar el "yo" laboral con las glorias del "yo" vacacional.
Sin embargo, otros estudios indican que estamos mucho más predispuestos a encontrar la dicha en la regla –el trabajo– que en la excepción –las vacaciones–. Al final habrá que pensar que –como dijo el poeta Luis Cernuda– "materia y sentidos, como siempre, alivian": ese café de la media mañana, las sonrisas del chico de administración o la muchacha de contabilidad, o esa ilusión tan humana, en fin, de hacer las cosas bien. Al asomarse a los árboles desnudos del otoño que se viene, Philip Larkin nos transcribe su lección: "Ha muerto el último año, parecen decir, / comienza tú, comienza tú también de nuevo".




