La poderosa tormenta Daniel, que ha causado al menos 5.200 muertos y 20.000 desparecidos en el noreeste de Libia, ha dejado más al sur lagos en pleno desierto, tan grandes que son visibles desde el espacio. Las áreas inundadas en el desierto libio han sido captadas en imágenes comparadas por el satélite Sentinel 2 del programa europeo Copernicus, tomadas el 2 y el 12 de septiembre. La primera muestra el territorio desértico al sur de la Cirenaica completamente cubierto por la arena. Diez días después aparecen amplios cauces inundados que recorren el desierto hacia el sur, hasta crear en algunos casos grandes lagos de color azul intenso. En el desierto oriental de Libia, las precipitaciones alcanzan un promedio que en algunos casos no llega a 50 milímetros anuales. La tormenta Daniel es un ciclón mediterráneo de larga duración que ha estado activo durante más de una semana desde que se formó como un sistema meteorológico de baja presión alrededor del 4 de septiembre. «Eventos como la tormenta Daniel son relativamente raros y tienden a ocurrir con más frecuencia en la parte occidental del mar Mediterráneo que en la árida costa libia. Es más difícil entender el potencial de eventos extremos catastróficos en un clima árido, donde las lluvias son escasas y espaciadas, lo que hace que diseñar y construir infraestructuras resilientes sea un desafío», declaró en un comunicado la profesora de Riesgo Climático y Resilencia de la Universidad de Reading Liz Stephens. Alrededor de 30.000 personas se han visto desplazadas a causa de las inundaciones, según ha indicado este miércoles la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La ciudad más afectada es Derma, que ha sufrido una «gran devastación» con «carreteras bloqueadas, destruidas e inundadas que están socavando gravemente el acceso a los actores humanitarios». «Hay siete entradas a la ciudad, pero sólo dos están operativas desde el sur», explican desde la OIM. «Los puentes sobre el río Derna que conectan la parte oriental con la occidental han colapsado», ha manifestado el organismo, que ha incidido en que «un gran número de migrantes vivían en zonas bajas en áreas adyacentes al valle, lo que genera el temor de que las inundaciones hayan destruido muchas de sus viviendas». Además, la OIM ha manifestado que otras 3.000 personas se han visto desplazadas en Al Baida, cuya principal hospital funciona al 80% de su capacidad, cifra a la que se suman mil desplazados en Al Mjelei y unos 2.000 desplazados en la ciudad de Benghazi. En este sentido, el ministro de Aviación Civil de las autoridades orientales, Hichem Chiuat, ha manifestado durante la jornada que las aguas en la costa de Derna «traen constantemente decenas de cuerpos» de personas arrastradas al Mediterráneo por la súbita inundación, que ha destruido cerca del 25%. Por su parte, el jefe de la delegación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Libia, Michele Servadei, ha detallado en declaraciones a Al Yazira que el organismo cuenta con suministros limitados en el país. «No nos quedan muchos suministros de emergencia», ha manifestado, antes de resaltar que las inundaciones han arrasado años de desarrollo en Derna, una ciudad que estaba pasando de una fase de emergencia a una de desarrollo y recuperación. Así, ha señalado que la cantidad de suministros con los que cuenta la ONU están limitados debido a su utilización para hacer frente a la crisis migratoria, si bien ha incidido en que UNICEF está centrado en entregar medicinas, apoyo psicológico y registrar niños no acompañados. En este contexto, la organización no gubernamental Comité Internacional de Rescate (IRC) ha pedido financiación internacional urgente ante la «catastrófica crisis humanitaria» en el este de Libia. «El IRC está gravemente preocupado por las necesidades de protección de los afectados por esta tragedia, especialmente los miles de mujeres y niños que abandonaron sus hogares en busca de seguridad», ha dicho el director de la organización en Libia, Elie Abouaoun. Abouaoun ha aseverado que «se necesitan urgentemente refugios de emergencia para los que no pueden regresar a sus casas y apoyo psicosocial para las personas que, literalmente, han visto sus vidas arrasadas por las aguas». «Los servicios médicos también se han visto impactados, con pacientes evacuados a otras ciudades, incluidas algunas que también se han visto afectadas. Hemos escuchado que muchas clínicas y hospitales en la zona se han visto superados», ha dicho, antes de añadir que «las ambulancias necesitan reparaciones, hay desafíos de acceso y necesidades de apoyo logístico que están dificultando que los voluntarios del sector sanitario lleguen a las zonas afectadas». «También hay temor sobre la posibilidad de enfermedades transmitidas por el agua, dado que la infraestructura de sanidad e higiene ha sufrido graves daños. El acceso a agua potable e instalaciones de higiene será necesario para evitar una mayor crisis dentro de una crisis», ha apostillado. Ante esta situación, el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha anunciado un paquete de ayuda de diez millones de dólares (unos 9,3 millones de euros) para apoyar a Libia a responder a la devastación causada por Daniel.