A palabras necias...
"Uno de los hombres más ricos de Australia con un patrimonio cercano a los 600 millones de dólares ha provocado un enorme alboroto a nivel mundial al soltar el siguiente razonamiento: el paro debería escalar hasta el 40 o 50%, para ver dolor en la economía y recordar a los trabajadores arrogantes cuál es su lugar. ¡Y se ha quedado tan ancho!..."

Madrid
La libertad de expresión es uno de los derechos tan, tan fundamentales que la simple insinuación de anularlo, o recortarlo, bueno, resulta de todo punto inadmisible. Pero eso no impide que a veces, cuando escuchas según qué cosas, tengas también derecho a pensar que tal o cual persona pues igual callada estaría más guapa. Y hoy tenemos un ejemplo que, sinceramente, creo que se ajusta a esa posibilidad. El protagonista se llama Tim Gurner. Es un promotor inmobiliario, uno de los hombres más ricos de Australia con un patrimonio cercano a los 600 millones de dólares, y esta semana ha provocado un enorme alboroto a nivel mundial, no sólo en su país, al soltar el siguiente razonamiento: el paro, que por cierto en Australia es del 3’7%. El paro -ha dicho Gurner- debería escalar hasta el 40 o 50%, para ver dolor en la economía y recordar a los trabajadores arrogantes cuál es su lugar. ¡Y se ha quedado tan ancho!...
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Bueno, de entrada, si se cumplieran sus deseos, en Australia habría 200.000 parados más, así de una tacada. Pero no es la primera vez que este personaje la lía. En otra ocasión llegó a sugerir que los jóvenes no pueden permitirse una vivienda porque gastan demasiado en tostadas de aguacate. ¡Ah! y que además la epidemia del COVID ha empeorado la actitud de los trabajadores y su ética laboral. Y claro, yo que esta mañana escuchaba a Javier Ruiz decir que los beneficios empresariales, los márgenes, son los más elevados de la segunda Guerra Mundial, y que eso influye decisivamente en la inflación. Y que por eso hoy el Banco Central Europeo ha vuelto a subir los tipos de interés… pues me he dicho: oye, igual este hombre es un visionario. A mí me parece un sinvergüenza, pero igual forma parte de alguna corriente de opinión que desconocemos.





