Más de cinco millones de españoles sufren insomnio crónico, más del doble que hace dos décadas
La prevalencia de este trastorno se ha duplicado en las dos últimas décadas, según un estudio realizado por la Sociedad Española del Sueño
El insomnio crónico es un trastorno del sueño que implica: dificultades para dormir con consecuencias diurnas al menos tres días a la semana, que se prolonga durante al menos tres meses y que no se explica por un entorno inadecuado, tiempo insuficiente para dormir, o la existencia de otros trastornos del sueño u otras enfermedades.
En 1999 el insomnio crónico afectaba al 6,4% de la población, dos décadas después, al 14%. Esto supone que 5,4 millones de personas sufren este trastorno del sueño en España. El estudio pone también de relieve que la prevalencia es mayor entre las mujeres que entre los hombres (14,6% frente al 13,4%), así como entre los adultos mayores de 55 años (17,9%) que entre la población más joven.
"La alta prevalencia del trastorno de insomnio crónico en España, requiere una profunda reflexión sobre las causas de esta situación, y la adopción de medidas preventivas y terapéuticas. El insomnio tiene un efecto negativo sobre la calidad de vida, se relaciona con problemas de salud médica y mental, y tiene un impacto económico adverso tanto a nivel laboral como sanitario", explica el doctor Manuel de Entrambasaguas, neurofisiólogo experto en medicina del sueño del Hospital Clínico de Valencia y autor principal del estudio.
Sobres las causas: "Hay que preguntarse sobre el estilo de vida", dado que el insomnio se relaciona con la hiperactivación. "Cabría investigar, por ejemplo, sobre desigualdad y precariedad laboral, sobre conciliación familiar, sobre jornadas laborales largas o en horarios disruptivos, sobre soledad, sobre crispación social, o sobre la irrupción masiva del smartphone con su oferta continua de entretenimiento e información".
Consumo de fármacos para dormir
Según los datos del estudio, el 9,3% de las personas entrevistadas refirió tomar medicación con receta para dormir (los más consumidos: lorazepam, diazepam, lormetazepam y zolpidem. Son superiores los datos de consumo en los adultos mayores y en las mujeres respecto a los hombres. "Los fármacos citados pueden ser problemáticos en las personas mayores, que son sus principales consumidores, por asociarse a un mayor riesgo de caídas y de deterioro cognitivo".
Es curioso que, según el informe el tratamiento farmacológico, no es eficaz en el 25% de las personas, porque seguían durmiendo mal, mientras que el 18% pensaba que no tendría problemas para dormir si no tomara esa medicación, pero la continuaba tomando. Estos datos alertan sobre la falta de seguimiento y control de estos tratamientos”, cree Entrambasaguas, que ha recordado que las cifras de prevalencia presentadas proceden de 2018-19 y reflejan la situación previa a la pandemia de la Covid-19, cuyo impacto ha provocado un incremento notable en el consumo de fármacos hipnóticos-sedantes y de fármacos ansiolíticos, lo que sugiere que la prevalencia del trastorno de insomnio crónico en España ha podido superar ya el 14% obtenido en 2018-2019. "La evolución del número de prescripciones de estos fármacos en los próximos años mostrará si esta tendencia se corrige o se mantiene".
La terapia cognitivo-conductual como tratamiento recomendado
"La TCC-I es un sistema de tratamiento que incluye la educación, la higiene del sueño, que tiene que ver con adoptar rutinas y entorno que favorezcan el sueño, y las terapias de relajación. El componente conductual incluye la restricción o compresión del tiempo en cama, para limitar ese tiempo al que realmente se duerme y que poco a poco se vaya incrementado, y el control de estímulos, para favorecer la asociación entre cama y dormitorio con el sueño".
Episodio 77 | España, un país de insomnes; ultraderecha y secuestro de inmigrantes y contamíname, conéctate conmigo
Los datos del estudio, que será publicado en el mes de diciembre por la prestigiosa revista científica Sleep Epidemiology, fueron obtenidos a través de una encuesta telefónica realizada a más de 2.000 personas que constituían una muestra representativa de la población española mayor de edad (con una distribución similar a la población real total en cuanto a edad, sexo, comunidad autónoma y tamaño del lugar de residencia) y de la que se excluyó a quienes realizaban trabajo en horario de noche.