"Parten de cero ocultándose de su agresor. Si él las encuentra, están perdidas y hay que volver a empezar": 'Hora 25' entra en un centro para víctimas de violencia machista
Un equipo de 'Hora 25' entra en el Centro de Recuperación Integral para Mujeres y menores víctimas de la violencia machista (CARRMM) y recoge el testimonio de sus trabajadoras
"Parten de cero ocultándose de su agresor: si él las encuentra, están perdidas y hay que volver a empezar": 'Hora 25' entra en un centro para víctimas de violencia machista
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Madrid
A punto de terminar un verano negro para la violencia machista -solo en julio y agosto 16 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas- un equipo de 'Hora 25' ha entrado en uno de los pocos centros de recuperación integral para víctimas de la violencia de género que hay en España. A través de los testimonios de las trabajadoras del centro, que dedican buena parte de sus vidas a rescatar a estas mujeres y sus hijos e hijas, conocemos su funcionamiento y el día a día de quien han encontrado aquí un asidero para sobrevivir a sus agresores.
"Dejan su casa, su trabajo, a sus amigos, parten de cero con sus hijos en otro lugar. Además, la violencia no ha acabado si tienes hijos. Si el agresor sabe cuál es el centro de salud o el colegio, estás localizada y tendrías que volver a empezar", explica Eneida Mercado, psicopedagoga del centro. "Son mujeres desdibujadas y en estos 18-22 meses intentamos que se vuelvan a dibujar con más fuerza", apunta Juana María Aguilar, que es trabajadora social. Ella suele coger el teléfono cuando una mujer necesita asistencia. El protocolo para utilizar el recurso está muy engrasado y empieza con una búsqueda en internet o la llamada de terceras personas.
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"Analizamos un mínimo de identificación del riesgo y del impacto que la relación de maltrato ha podido suponerle a ella y que en alguna medida no esté en contacto con el agresor. Buscamos un espacio de seguridad y eso es incompatible con estar en contacto con la persona que te haya hecho daño", relata Marta Sáez, psicóloga. Muchas mujeres llegan solas al centro, pero la mayoría lo hacen con sus hijos e hijas.
"Los niños piensan que han venido a un hotel, porque no saben lo que pasa. Hay que ir dándoles un relato en función de su edad, pero también contarles que esto no es un hotel. Yo he visto en tareas escolares reproducidas situaciones de maltrato, de golpes. Se reproduce porque el juego es una representación de la realidad y del mundo adulto", señala Mercado.
A lo largo del programa de recuperación, uno de los momentos más complicados es cuando se inicia un proceso judicial paralelo con sus agresores. "Después de lo que han vivido, que se les exija un parte de lesiones para que les pongan una orden de protección, es cruel y trágico", afirma Olga Pérez, la abogada del centro. "Los primeros 4 meses son cruciales para que se despeguen del agresor. El nivel de dependencia es extremo y en esos 4 meses tenemos que agarrar el programa para que vean que hay una solución. A todas les decimos que no es un proceso fácil", dice Juana María Aguilar.
"Tenemos una recuperación anual de alrededor del 80% de los casos. El trabajo es suyo y el éxito es suyo. El fracaso solo es nuestro. La equivocación es nuestra", señalan Teresa Simón, directora del CARRMM y Juana María Aguilar. "A veces en los primeros meses lo que hace a una mujer quedarse es que ha escuchado a sus hijos decir 'no tengo miedo'", añade Aguilar.