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Fernando Trueba: "«Dispararon al pianista» es ese choque de trenes entre la belleza y la barbarie"

La historia del músico Tenorio Junior toma forma de novela gráfica y película de animación bajo la dirección del cineasta y el ilustrador Javier Mariscal

Trueba, Mariscal y el pianista desaparecido

Madrid

Hay novelas gráficas que nos acercan al trazo, al grosor de las líneas y también a la animación y al cine; hay novelas gráficas que tienen detrás años de trabajo y, también, el peso de una amistad como la de Fernando Trueba y Javier Mariscal.

La música actúa como hilo conductor para situarnos en Brasil a principios de los años 60; específicamente la del piano de Tenorio Junior. "Dispararon al pianista" es un título de esos que dejan poco espacio a la duda y que plantea desde el inicio un spoiler de algo que ocurrió hace décadas y que Fernando Trueba empezó a investigar a principios de los 2000. Este músico brasileño no fue popular, era conocido y respetado y, según Trueba, "un músico de músicos". El cineasta recuerda la sorpresa de la gente al escuchar a un español preguntar por él 35 años después.

"Dispararon al pianista" es una novela gráfica que ya está a la venta y que se podrá disfrutar en formato película de animación desde el próximo 6 de octubre. Javier Mariscal hace hincapié en el proceso ya que un filme de estas características es "muy artesanal y dura mucho tiempo", tanto que "este ha sido un proceso de veinte años dentro de la cabeza de Fernando". La historia de Tenorio Junior está marcada por su desaparición al bajar del hotel en que estaba alojado en Buenos Aires. Fernando Trueba, además, explica que la situación política de Argentina y de Brasil, señalada por la dictadura militar, había marcado la investigación del caso -la no investigación-. De este modo, al pianista "lo torturaron durante 9 días y lo hicieron desaparecer por tener aspecto de comunista y vestir de negro". Una desaparición que supuso que nunca se volviera a saber nada de Tenorio.

El director de cine ha recopilado datos durante años a través de entrevistas, preguntas a amigos, compañeros y familiares del músico, tanta ha sido la información recabada que Trueba se ha llegado a plantear que todo ese contenido quizá debería formar parte de un archivo. Con todo ese material las posibilidades que se le planteaban eran numerosas, pero decidió que el formato adecuado para dar forma a esa historia era una película de animación. Trueba asegura que "es mucho más caro que un documental, pero si hacía un documental iba a ser otro más sobre un desaparecido". Por otro lado, sentía que en este caso "el personaje de Tenorio no se merecía eso, se mercería que lo viéramos joven, tocando en un estudio con otros músicos; no solo una crónica de sucesos". Todo esto hace que los vínculos entre el cineasta y el pianista se hayan estrechado durante el paso del tiempo, aunque no se hayan conocido.

El recuerdo juega un papel fundamental en este relato, sobre todo cuando se rescata la memoria de quienes desaparecieron en un momento en el que la historia arrebató con crueldad el futuro de personas como Tenorio Junior. "La película es ese choque de trenes entre la belleza y la barbarie", comenta Trueba. Además, añade que "eso es algo que forma parte también de nuestra vida y nuestra historia ya que España en los años 30 despuntaba por la cantidad de poetas, escritores, arquitectos y músicos, pero vino una apisonadora que lo mandó todo a las cavernas".

Para Javier Mariscal "el libro gana muchas veces a la película porque lo tienes en las manos y puedes repetir".