John Carney satiriza los concursos musicales en la emotiva 'Flora and son'
El director de 'Begin again', estrena otro musical con Eve Hewson, hija de Bono, como una madre que encuentra la manera de comunicarse con su hijo gracias a la música
Madrid
La nueva película del irlandés John Carney, autor de títulos como Begin again, Once o Sing street, fue una de las sorpresas del Festival de Sundance. Allí la compró Apple TV+, plataforma que está experimentando con eso de llevar sus estrenos a las salas y después a su plataformas. Este año lo hará con la película de Scorsese y con la de Ridley Scott, pero antes veremos el experimento con Flora y su hijo, una comedia romántica y musical. "La idea se originó con la imagen de un contenedor de basura, donde había escombros, viejas alfombras, trozos de papel… Un día pasé por al lado de uno en Dublín, mientras iba a tomar un café, y vi un pequeño amplificador de una guitarra", confiesa el director en una entrevista en la Cadena SER.
Es lo que le ocurre a su protagonista, una madre joven, soltera, de clase obrera, y que no se entiende muy bien con un hijo adolescente, mucho más centrado que ella. Encuentra una guitarra en la basura y se la lleva. "A partir de ahí, empecé a pensar lo que significa para alguien encontrar algo en la basura que no tuviera y que fuera como algo improbable para ellos. Me pareció una manera interesante de comenzar la historia. Esa imagen me hizo hacerme preguntas y de ahí llegué a la idea de la guitarra y de que fuera una mujer quien la encontrara. Luego llegó lo de que fuera madre, tuviera un hijo y después cada punto de la historia del personaje".
El director usa la misma táctica en otros de sus títulos, la música, el humor y la emoción del amor en una comedia romántica que rompe toxicidades con respecto a los relatos cinematográficos de este género en el pasado y que incluye, como decimos la música y el humor irlandés. Pero Carney añade algunos elementos nuevos, para empezar, sitúa la acción en la actualidad, con las nuevas formas tecnológicas de comunicación, como Zoom, YouTube o Instagram. Flora, esa madre joven, empieza a dar clases online de guitarra para ligar. Encuentra a un profesor buenorro al otro lado del océano. Flora es Eve Hewson, la hiija de Bono, el cantante de U2, que brilla en este papel divertido, alocado y con un arco emocional gigante. El profesor no es otro que Joseph Gordon Levitt.
Un guion ingenioso y divertidísimo que va más allá del tradicional romance y que se apoya en las excelentes interpretaciones. En realidad, lo que importa aquí, como dice el título, es la relación de Flora y su hijo adolescente, un niño que roba todo lo que puede, que detesta a su madre y que ama el rap. "Para mí, los padres y los adultos, deberían odiar la música de los jóvenes, es lo que me pasó a mí. Si tus padres te dan la aprobación de lo que escuchas, igual es que hay algún problema", dice Carney que hace en esta película especie de sátira de esos concursos musicales que han proliferado en la televisión en las últimas décadas y que insisten en esa idea de la música como beneficio económico por encima de todo.
"No me gustan esos concursos, con esos jueces de aspecto extraño que asienten con la cabeza, dan su aprobación o desaprobación hacia los jóvenes, que a su vez tratan de impresionar a ese jurado algo fracasado. Es una cosa muy loca para mí y no es algo que me gustaría que mis hijos hicieran. Flora tiene un objetivo de hacer dinero con la música, pero luego escucha otras canciones, como las de Tom White, y ve que la música es otra cosa, y que no hay que tratar de obtener la aprobación de nadie, ni el aplauso, ni la valoración; sino que la música sirve para conectar con la gente".
Dice John Carney que esta es una película que dedica, sobre todo, a su madre y a todas las mujeres que, como ella, sacrificaron todo por sus hijos -carrera, trabajo, pareja-, aunque no siempre supieron cómo hacerlo. También cambia el amor romántico que hemos visto en sus películas por un amor muy diferente, el de una madre y un hijo o el de dos personas que conectan en un momento determinado. "Quizá este cambio se deba a que ahora soy padre", confiesa el director.
"Mi amor por ese niño, que ahora tiene ya siete años, es tan complejo y a la vez tan diferente al amor romántico, pero es igual de fuerte. Eso empezó a hacerme pensar en mis padres, en mi amor por ellos, en que es un amor platónico, pero no romántico, y de qué manera podría aplicar el tono de mis otras películas a esta forma diferente del amor. También la reflexión sobre cómo introducir la música en el ambiente familiar. Pero ojo porque también hay algo de romance entre Flora y el apuesto músico de Los Ángeles. Creo que no voy a poder lograr filmar una película sin un romance", bromea Carney que evita edulcorar la figura de la madre, pero emociona mostrando cómo la música puede unir incluso a las familias más complicadas de esta mujer de clase obrera que no ha tenido segundas oportunidades.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...