"Una televisión, aunque esté en manos públicas, no puede tener en 'prime time' un programa que nadie ve"

Madrid

Mi profesión últimamente ha adaptado tradiciones que se veían solo a la televisión. Ahora te las explico. Una de las mejores virtudes que tiene, sigue teniendo la prensa escrita sobre la televisión, es la paciencia. Una de las virtudes que tiene la televisión sobre la prensa escrita es el dinero, que no es nada desdeñable. Pero la televisión, al menos la televisión privada, no puede prescindir de la paciencia porque es un medio de comunicación que se debe a la audiencia en primer lugar. Y su primer objetivo, además, es entretener y tenerla delante de la televisión. Cuando los periódicos incorporaron a sus sistemas medidores de audiencia, al segundo, de repente, se dieron cuenta de una crueldad que también es desde hace muchos años visible en la televisión. Muchas veces los reportajes más interesantes y trabajados, más necesarios, no tienen la audiencia que merecen.

Nadie tiene nunca el caso que cree merecer. Eso lo sabemos todos, pero a veces, simplemente nadie tiene el caso que merece. Y yo recuerdo que una vez en mi periódico y pudo haber ocurrido en otro periódico, porque por eso los periódicos siguen siendo periódicos. En 'El País' en este caso se planteó una cobertura excepcional con sus correspondientes gastos excepcionales en un país africano en el que había habido un conflicto. Te hablo de hace muchos años. El director de entonces, que era Antonio Caño, dijo que esos reportajes y tantos otros, convertían a 'El País' en un periódico, no en un agregador de contenidos virales.

El entretenimiento muchas veces está peleado con la información, pero si tú prescindes de reportajes interesantes en cualquier lugar del mundo que a mucha gente le interesan y no los publicas porque no van a tener mucha audiencia, dejas de ser lo que estás siendo. Un diario, un periódico, aunque esté en manos privadas, no puede dejar de publicar artículos, aunque sospeche que se van a leer poco. Y digo poco, entre comillas, las que se leen poco, suelen ser las que se leen mejor. Y una televisión, aunque esté en manos públicas, no puede tener en 'prime time' un programa que nadie ve. Y esa es la pequeña 'jaboreflexión' del día.