Nada nuevo que no hubiéramos escuchado de Casado

Alberto Núñez Feijóo tuvo ayer su primer acto como líder de la oposición, cuando todavía opta a la presidencia del gobierno. El acto de partido, de ayer en Madrid, le situó ya en la oposición sin ni siquiera haber pasado por la investidura, pero en esa loca carrera que ha emprendido el PP contra Pedro Sánchez y sus posibles aliados, el de ayer era el acto estrella, a medias, empujados por el ala más dura, a medias con el propio convencimiento de Feijóo de que la calle está que arde.

Fueron muchos, llegados de toda España, en autobuses, como se va a las manifestaciones importantes, llegados a Madrid que es la tierra que el líder gallego ya defiende como ejemplo de gestión, de bienestar, de libertad, de todo, en definitiva. Muchos con una sola idea "contra Pedro Sánchez", la misma que desde la tribuna de oradores esgrimió la creme de la creme de los populares. Porque de eso se trata, de un solo argumento al que los populares llevan dando vueltas hace ya mucho tiempo, demasiado para ellos. Los posibles pactos con los independentistas y una hipotética ley de amnistía es, esta vez, el matiz. Pero el resto, nada nuevo que no hubiéramos escuchado de Casado primero y de Feijóo después durante toda esta legislatura.

Y que España se rompe, como el gran peligro para nuestro futuro, ni la inflación, ni la precariedad laboral, ni los recursos para la sanidad o para la educación, ni la crisis climática, ni el feminismo, nada entra en el discurso,solo la amenaza de la ruptura de España, el mismo argumento de siempre, aunque España ni se rompe ni parece que vaya a hacerlo. Bueno, ayer, fue curioso porque Feijóo introdujo en su discurso la desigualdad, y por un momento se podía pensar que hablaba de la desigualdad social, de la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos, la desigualdad creciente, de la desigualdad entre hombres y mujeres, pero no, volvía a hablar de la desigualdad entre españoles, porque a algunos, se entiende que a los nacionalistas e independentistas, se les trata mejor que a otros, los que no lo son. Y así sigue el PP, sin salir del bucle.

Mañana, teóricamente debería ser otra cosa, mañana es de suponer que el discurso de Feijóo, el de su investidura, se vestirá de institucionalidad y tendremos ocasión de saber cuáles son sus propuestas, cuál es su proyecto para esta España, según él, al borde de la ruptura. Y deberíamos saber también cuál es su estrategia más allá de sus desesperados gritos a favor del transfuguismo. A Feijóo el camino hacia su investidura se le ha hecho muy largo, pero es que la semana, que hoy empieza, se le puede hacer más larga todavía.