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Cómo preparar un semillero para tener flores en primavera

Eduardo Barba, jardinero, profesor e investigador botánico, desvela qué es lo que debe hacerse para tener un buen jardín en primavera

Cómo preparar un semillero para tener flores en primavera

Madrid

La tarea de semillar, para obtener flores unos meses después, es una tarea mágica. Entre el inicio de septiembre y octubre es un momento propicio para preparar nuestros semilleros. Tan solo necesitamos unos pocos materiales, que pueden verse sustituidos fácilmente por otros, en el caso de no contar con ellos.

Lo primero a tener en cuenta es el lugar donde vamos a germinar las semillas. Podemos decidir hacerlo en el mismo sitio donde florecerán; es lo que se llama una siembra directa. Así, prepararemos la maceta o la jardinera, o incluso el arriate en el jardín. Habrá entonces que mullir el sustrato —en la maceta— o la tierra —en el jardín—, para lo cual daremos una labor para soltar ese sustrato o esa tierra. De esa forma, las raíces de las nuevas plantitas podrán crecer a sus anchas. En una maceta, hasta un tenedor viejo puede ser útil para realizarlo, si no contamos con una pequeña azada de mano o con un tridente de jardinería para hacerlo. Aireamos la superficie del lugar donde la semilla, para después nivelarlo y que quede perfectamente liso. Hecho esto, aplicaremos un riego ligero para asentar el sustrato o la tierra.

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Ahora es el momento propiamente dicho para sembrar. Distribuimos las semillas por la superficie en la que queremos que se desarrollen las plantas, procurando que queden un poco espaciadas, como si estuviéramos salando algún alimento. Una vez extendidas, llega el momento de cubrirlas con una pizca de sustrato o de tierra. Para ello, hay que respetar una máxima jardinera que siempre nos gusta recordar: es importantísimo que

la semilla no se cubra más del doble de su tamaño. Así, si la semilla es muy pequeña, no la cubriremos, para no enterrarla en exceso. Para taparla con cuidado puede ser muy útil un colador de malla gruesa o una criba, para lo que esparciremos el sustrato como si estuviéramos decorando una tarta con azúcar glas.

Una vez semillado todo, regamos, con precaución para no hacer un charco, que sacaría las semillas a flote. Lo ideal es hacerlo con una regadera con los agujeros de la alcachofa muy finos. Otra opción es la de utilizar un pulverizador con agua. Lo importante es saber que debemos regar todas las mañanas, para evitar que el sustrato —y la semilla, por consiguiente— se seque. Desde el primer momento en el que germinen las plántulas estarán preparadas para recibir el sol directo, lo que hará que crezcan sanas y fuertes.

En el caso de que no queramos preparar nuestros semilleros en el lugar definitivo donde crecerán y florecerán las plantas, se puede recurrir a bandejas para hacerlos. Una opción, utilizada a nivel profesional, son las bandejas de poliestireno expandido, el famoso poliexpán. Se pueden obtener fácilmente en las pescaderías, al ser un consumible que se suele desechar. Para utilizarla, primero se lavará muy bien, para después hacer unos cuantos agujeros con un destornillador en la parte baja, que permitirá drenar el agua sobrante cuando se riegue. También se pueden comprar bandejas de alveolos, que es un contenedor especial para cultivar pequeñas plantas. Cuando las plantitas tengan un tamaño suficiente como para manipularlas sin dañarlas, las pasaremos al lugar definitivo, donde se harán unas plantas adultas.

¡Anímate a aumentar tu jardín realizando tus propios semilleros!

Eduardo Barba

Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador...