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El cine argentino usa la comedia para retratar el momento actual de crisis y reivindicar la educación pública

Dos comedias compiten por la Concha de Oro, por un lado 'La práctica', de Martin Reijman, sobre un entrenador de yoga, y por otro, 'Puan', un retrato de la universidad y de la sociedad argentina que dirigen Benjamín Naishtat y María Alché

Fotograma de 'Puan' / CEDIDA

San Sebastián

Si hay un país que destaca en esta edición del Festival de San Sebastián es Argentina. El cine de aquel país ha traído al certamen un total de 25 películas que se distribuyen en las diferentes secciones. Potencia de una industria que ahora se enfrenta a las amenazas de un político con posibilidades de gobernar que dice que cerrará el Instituto de Cine, el INCA, cuya delegación ni siquiera ha venido a Donosti a apoyar a sus compatriotas. La foto de de cineastas, artistas y productores en las escaleras del Kursaal demuestra un momento de unión, pero también de miedo ante la llegada de la ultraderecha a su gobierno y el peligro de un cine diverso y potente.

Entre los que estaban en esa foto, Leonardo Sbaraglia. Actor conocido en España que protagoniza Puan, una de los dos películas argentinas que podría alzarse con la Concha de Oro. Sus directores son Benajamín Naishtat y María Alché. Ambos tienen una trayectoria en solitario. Naishtat estuvo en Zinemaldia con Rojo, un thriller estremecedor ambientado en los meses previos al golpe militar de Videla, que se llevó tres premios aquí, la Concha de Plata a la mejor dirección, el premio a mejor actor y el premio a mejor fotografía. Alché escribe junto a Lucrecia Martel y ganó el premio de Horizontes Latinos con Familia sumergida, un retrato de la feminidad y el duelo.

Juntos componen en Puan, una comedia que sigue a un anodino profesor de filosofía cuyo compañero de investigación muerte repentinamente y se encuentra con que le tocará a él heredar la titularidad de la cátedra que ha quedado vacante. Sin embargo, llega un nuevo investigador de Alemania para disputar ese puesto. Leonardo Sbaraglia y Marcelo Subiotto son los dos combatientes de este pelea académica que muestra dos modos de enfrentarse a las cosas, la de aquel que se ha quedado en el país, que lucha por él con convencimiento, pero sin pasión. Y aquel que ha vivido fuera, que dice palabras en inglés porque es más moderno, más guapo y efectista.

El devenir de este proceso de elección de un nuevo catedrático sirve a los directores para retratar ese ambiente universitario de Puan, un barrio donde se ubica la universidad de filosofía en Buenos Aires muy característico de la ciudad y del país. "Puan es la estación de metro, es la calle de la facultad y es una frase que usa mucho la gente para referirse a ese conjunto de personas que estudian ahí", explicaba la directora. "Miles de personas conocen lo que es Puan. Es como si fuera Barbie en una micro escala", apunta el director sobre el título de la película, término similar a lo que ha supuesto la Facultad de Políticas de la Complutense para el mundo político de la última década.

De ese retrato de un barrio y de una universidad, la película consigue contar un país entero. Ahí está la siempre temible inflación, la memoria histórica, el lenguaje inclusivo, los recortes, la gentrificación que hace que los pisos suban de precio, las modas, la fama, el fulgor de las redes sociales o la importancia de la filosofía y la política en lo cotidiano. Pero sobre todo, la cinta es una defensa de la educación pública. "Estamos felices de que la película sea también un objeto de pensamiento político, un objeto de preguntas que interpelen el presente más urgente en Argentina y bienvenidos sea si es un estamento de defensa de la educación pública, que es algo que debería unirnos a todos", decía el Naishtat en la rueda de prensa.

Con influencias de Larry Davis, de el Woody Allen de Bananas, los directores beben del cine mudo, beben de la tradición del cine argentino y configuran una especie de comedia filosófica que funciona como cara B de El estudiante, una de las primeras películas de Santiago Mitre. En Puan hay activismo, hay toma de conciencia, hay ridiculización, pero también emoción y ternura, con dos actores increíbles, como Leonardo Sbaraglia que habla alemán, recita a Spinoza y canta en francés. "Es muy importante volver a instalar al gran Spinoza", bromeaba el actor. Pero sobre todo, destaca el trabajo de su compañero, el verdadero protagonista, Marcelo Sabiotto (Familia sumergida, División Palermo), que sabe combinar todos los registros y que acaba la película con una de las escenas del festival. Para él, más que Spinoza la vida en el mundo actual se acerca al Leviatán de Hobbes.

La otra película argentina en competición es también una comedia, La práctica, que bebe del cine de Rohmer, pero sobre todo del humor de Buster Keaton. Su autor es Martin Rejtman, que tras firmar títulos como Rapado o Silvia Prieto, toma una anécdota personal para construir una ruptura de pareja.Esteban Bigliardi y Camila Hirane son una pareja de profesores de yoga, veganos y que no comen ajo que tratan de lidiar con la separación. Rejtman ha explicado que practica yoga desde 1996 y tiene una práctica regular de Asthanga yoga, por lo que "desde siempre" había pensado vincularlo con el cine, algo que se materializó a partir de un retiro de yoga al que acudió en Chile.

"El día anterior al retiro de yoga, me quedé a dormir en casa de un amigo en Santiago, muy parecida a la que va el personaje de Gustavo, una chica que estaba allí también propuso ir a un restaurante y cuando volvimos me caí en una alcantarilla", explicaba el director sobre una de las escenas del filme en la cual, debido al estrés acumulado el personaje se lesiona la rodilla y reemplaza el yoga: primero por ejercicios de cuádriceps y después por el gimnasio. Dice que es la primera vez que cede al "humor físico", característico de Buster Keaton -aunque admite que las dos oportunas y descacharrantes caídas a una alcantarilla del protagonista son autobiográficas- y que sus referentes (Keaton aparte) son los estadounidenses Howard Hawks y John Sturges. El protagonista es Esteban Bigliardi, actor a quien también hemos visto en otras películas en este certamen, como en La sociedad de la nieve, de Jota Bayona, y en Los colonos, de Felipe Gálvez.

Tanto La práctica, como Puan, que cuentan con tonos y ambientes completamente diferentes, del ambiente intelectual porteño, al ambiente de Santiago de Chile, ambas películas demuestran que es posible hacer comedia inteligente, con ritmos diferentes, alejada de los clichés del cine americano y de las bromas y chistes fáciles, y que el humor es un arma política valiosa en un momento de crisis como el actual.