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Las olas de calor aumentan un 10% el número de partos prematuros

Según un estudio español, realizado en 141 ciudades de siete países del mundo, las olas de calor aumentan de media un 10% el riesgo de que un bebé sea prematuro los días siguientes al evento climático

Imagen de archivo / Generalitat

Madrid

Se considera prematuro a un niño que nace antes de la semana 37 de gestación. En España la prematuridad afecta, aproximadamente, a un 6.5% de los embarazos, un porcentaje que puede llegar a aumentar una décima en los días de más calor del verano. Son datos del informe: 'Riesgo de parto pretérmino asociado al calor: aproximación metodológica y resultados preliminares. Un estudio MCC.' presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Epidemiología.

Según la OMS “las complicaciones derivadas del nacimiento prematuro son la principal causa de mortalidad entre los menores de cinco años, y en 2019 se cobraron aproximadamente 900.000 vidas. “Hasta ahora, dice Carmen Íñiguez, investigadora de la Universidad de Valencia , los estudios al respecto se suelen referir a una sola ciudad o un área concreta, nosotros, y esa es una de las novedades, usando una metodología novedosa, hemos realizado un estudio global, con muchas ciudades de diferentes climas, para aprender cómo el calor afecta a los embarazos y adelanta el parto.”

En las últimas semanas del embarazo el bebé entrena, en el útero, todas sus funciones, principalmente el sistema respiratorio y el sistema neurológico. "Tener que hacer ese entrenamiento en situaciones que no son ideales, fuera de la madre, implica que son más inmaduros y eso aumenta su riesgo de padecer problemas respiratorios, cardíacos y neurológicos de por vida.” Ya había algunos estudios que sugerían que el calor provoca el parto se desencadene antes, pero sólo analizando partos prematuros y sobre todo en ciudades cálidas. "Nosotros hemos querido ir más allá y hemos estudiado todos los embarazos en un conjunto grande de ciudades en todo el mundo, para descubrir que el calor extremo puede adelantar el parto unos pocos días, incluso si ya se han superado las 37 semanas de gestación”. Hablamos de situaciones en las que la temperatura supera el percentil 95 del verano (es decir, una temperatura que solo se supera el 5% de los días)".

Conclusión: "El calor se perfila como una seria amenaza para el parto prematuro, las administraciones tendrán que tenerlo en cuenta a la hora de proteger a las mujeres embarazadas.”

La dificultad de hacer un estudio como este

"Nosotros, normalmente, trabajamos con un diseño de series temporales y un modelo estadístico muy potente, capaz de tener en cuenta el decalaje entre la exposición y el efecto y la no linealidad de la relación. Este estudio además tiene la complejidad añadida de que necesitamos datos individuales para poder considerar adecuadamente que las concepciones, y por lo tanto los partos, tienen estacionalidad, es decir, hay meses en el año en que la propensión a concebir es mayor. El análisis estadístico debe ser muy cuidadoso para evitar resultados falaciosos”

Además para encontrar evidencias robustas es necesario tener información de muchas áreas geoclimáticas diferentes "para ver escenarios distintos y saber lo que está pasando de forma global. Por eso tiramos de contactos de la Red MCC, que es un consorcio de investigadores de todo el mundo que prestan sus datos para realizar estudios realmente potentes. Gracias a ellos hemos podido presentar este informe provisional con datos de 141 ciudades de siete países diferentes: Canadá, Japón, Estonia, Ecuador, Paraguay, Suiza y España. En todos los países, menos Ecuador, encontramos la misma curva de efecto: cuánto más calor, más partos prematuros. A nivel global, el riesgo de incremento en la prematuridad asociado al calor extremo fue de un 10%. El menor efecto se encontró en Suiza, entorno a un 6%, el mayor en Estonia hasta un 18%. En España nos encontramos en la media (9,9%). En este momento estamos realizando nuevos análisis con más ciudades en más países para añadir nuevas evidencias, entre otras cosas sobre qué factores, como por ejemplo la clase social baja o el sexo del bebé, pueden aumentar el riesgo.