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Limpiezas traumáticas González: 10 años borrando la muerte para restaurar la vida

La empresa de Manuel González lleva una década limpiando las huellas que dejan los crímenes violentos, los suicidios o las muertes solitarias. "Hay detalles que no son necesarios; los vemos nosotros, la policía judicial y el forense, y eso es suficiente"

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Madrid

Faltan unos minutos para las 8 de la mañana cuando aparcan la furgoneta. Han viajado a Segovia, Madrid, Valencia o Granada; a cualquier punto de España.

Saben cuál es el trabajo que les toca acometer porque la llamada de la familia, la Policía o los vecinos ya les han puesto sobre aviso. Así han podido coger los productos químicos específicos, los EPI, las fregonas, los cubos, las sacas, incluso la masilla para que la bala o el cuchillo no dejen marcas en la pared. Cada trabajo se parece y cada trabajo es diferente. Hay que retirar todo lo que no quiera la familia, precintarlo para luego incinerarlo. Eliminar las manchas de sangre y los olores. Restaurar el lugar, borrar las huellas que deja un suicidio, un crimen violento o una muerte solitaria. Ellos nunca ven el cuerpo (o los cuerpos) pero todos los detalles hacen que sepan lo que allí ha pasado. Las fotografías, la nota, los juguetes, los zapatos, la suciedad acumulada... Por muy difícil que sea para cada trabajo hay un método, lo complicado llega con sus particularidades que harán que al volver a entrar en la furgoneta reine el silencio hasta volver a casa.

Así parte de la familia de Manuel González limpia la muerte sin borrar la vida. Eso es lo que pretende una limpieza traumática; que no se vea nada, que nadie se pueda hacer preguntas. En la década que lleva funcionando esta empresa de limpiezas de Hellín, pionera en España, han cambiado los protocolos, las licencias, y Manuel y los suyos han ido aprendiendo sobre compuestos químicos y maquinaria, pero sobre todo saben cómo evitar el sufrimiento del entorno más próximo y las habladurías de los cotillas.

Su trabajo queda reflejado en el libro de la periodista Beatriz González, "Limpiezas traumáticas. Familia González, 10 años eliminando las huellas del crimen". Cuenta Beatriz que la idea de escribirlo surgió después de hablar con Manuel. "Me pareció interesante contar en qué consiste su trabajo y saber que lo que hacen es una labor social. Alguien lo tiene que hacer y muchos ni nos planteamos que pueda hacerlo alguien. A Las familias les puede aportar cierta calma, poder entrar en la casa y no ver los signos de lo que allí ocurrió". Ese consuelo es el motor del trabajo.

"Nuestro trabajo debería ser más invisible. Es una cuestión muy delicada, que nosotros tratamos con mucho respeto". Manuel creó la empresa de limpieza para sus dos hijos mayores, en paro en 2014. "Con el tiempo nos hemos forjado. Hemos ido aprendiendo cómo trabajar; renovando productos, haciendo pruebas. Nos hemos especializado y somos la primera empresa en España. Es muy complicado, tanto por lo que estás viendo como lo que estás oliendo".

Trabajan de lunes a domingo, no tienen horarios y lo que ven, lo que huelen, lo que limpian, es difícil de asimilar. No tienen preparación psicológica. Cada uno hace lo que puede: no pensar, centrarse en la mancha. "Somos gente normal, trabajadora, no tenemos una preparación. Ahora intentamos que a quienes contratamos tengan como mínimo formación de auxiliar de clínica, para que sepa al menos lo que es la sangre. Pero cada caso es una tragedia. No todo el mundo está preparado y tiene la fuerza de voluntad de decir vamos para dentro".

A través del trabajo de Manuel y su empresa se puede radiografiar la muerte en España; los suicidios, los crímenes violentos, la violencia de género, las muertes solitarias, los Síndromes de Diógenes o de Noé... En una sociedad tanatofóbica analizar los datos e intentar entender las muertes que borran las limpiezas traumáticas podría ayudarnos a ver las tragedias sociales con las que convivimos y cómo poder atajarlas.

Cómo contarlo y qué contar

"¿Hasta dónde contar? Hay cosas que no son necesarias, pero hay otras que sí se necesitan, para visualizar qué está pasando y por qué". Eso se preguntaba Beatriz González al escribir cada capítulo. Cada vez conocemos más detalles truculentos de asesinatos que terminan siendo mediáticos. ¿Aportan algo? ¿Esto es necesario? Para Manuel González, que cada día hacer frente a muertes traumáticas, no. "Tengo periodistas en Hellín, me piden detalles que son muy duros. Sí es necesario saber las personas que mueren solas, pero no es necesario entrar en detalles. Ya los vemos nosotros, la policía judicial y el forense, y eso es suficiente".

Tener presente la muerte cada día hace que el dueño y fundador de Limpiezas González tenga más presente la vida. "No cambiaría mi trabajo. Me satisface pensar 'Está familia no va a ver ya nada'".

Ana Uslé

Ana Uslé

Redactora y guionista de programas en Cadena SER desde 2008

 
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