Macron promete a Córcega una autonomía diferente
Antes de desgranar las competencias que podrían ser transferidas, el presidente se ha referido en concreto a la enseñanza en lengua corsa
París
Todavía está por definir —posiblemente un modelo entre el español y el italiano—, pero el presidente, Emmanuel Macron, finalmente anunció que se iba a dotar a Córcega de una verdadera autonomía, de acorde con su singularidad y sus reivindicaciones. En un viaje oficial a la isla de un día y medio, el jefe de Estado francés pronunció un discurso en la sede de la asamblea regional corsa, de mayoría nacionalista, en la que apeló a tener "la audacia de construir una autonomía para Córcega en la República". Y, para ahuyentar los fantasmas de un modelo que solo existe en los territorios franceses de ultramar, añadió que "no será una autonomía contra el Estado, ni una autonomía sin el Estado, sino una autonomía para Córcega y dentro de la República".
Para otorgar un marco legal a esta transformación, Macron dio como solución la inscripción de un artículo específico sobre la isla en la Constitución. "Soy favorable a que la particularidad de la comunidad insular corsa sea reconocida en la Constitución con un artículo propio: la de una comunidad insular, histórica, lingüística y cultural", detalló.
Y, como ejemplo concreto, antes de que se desgranen las competencias que podrían ser transferidas, el presidente se refirió a la enseñanza de la lengua corsa. "Deseo que la lengua corsa se enseñe mejor y se encuentre en el corazón de la vida de cada corso", apuntó con el propósito de poner en marcha "un servicio público de la enseñanza en favor del bilingüismo", así como una mayor presencia de la lengua "en el espacio público".
Por otro lado, y ante la fuerte especulación inmobiliaria en esta isla turística por parte de inversores externos, Macron propone establecer dispositivos fiscales que disuadan esta especulación, y que podrían ser impuestos propios de la comunidad. En general, se dijo partidario de estudiar "la posibilidad para la colectividad corsa de definir normas en materias y competencias transferidas", de acuerdo con "el Consejo de Estado y el Consejo Constitucional". Esto daría la posibilidad al Ejecutivo y Asamblea corsos de aprobar leyes, cuando en estos momentos se limitan únicamente a la gestión de servicios como en el resto de regiones metropolitanas.
Las reclamaciones nacionalistas
La respuesta del presidente francés, en todo caso, recoge solo una parte de las peticiones de la resolución Autonomía aprobada por la asamblea el 5 de julio pasado, con el 73% de votos favorables y la oposición de los grupos no nacionalistas, tras más de un año de negociaciones con el gobierno francés, llevadas a cabo por el ministro del Interior, Gérald Darmanin. Se quedan fuera la cooficialidad del corso y el francés y un estatuto de residente para bloquear la compra de inmuebles por ciudadanos no corsos y tener prioridad en el mercado laboral. Puntos que Macron no acepta.
Aunque aun resta un largo camino hasta que este estatuto de autonomía sea una realidad. El presidente desea que haya una posición unánime de todas las fuerzas corsas, incluido las minoritarias no nacionalistas, y que de acuerdo con el gobierno de París y un plazo de seis meses se redacte "un texto constitucional y orgánico" para someter a consulta en Córcega. Al mismo tiempo, la Asamblea Nacional y el Senado franceses deben aprobar esta revisión constitucional, con una mayoría de tres cuartos. Lo que todavía no está asegurado.
En un parlamento justo antes del presidente del Consejo Ejecutivo de Córcega, el nacionalista moderado Gilles Simeoni, este consideró que "había llegado el momento de cerrar las heridas" y que esta era la ocasión "finalmente de abrir la esperanza de la paz". De hecho, Simeoni fue el abogado del militante Yvan Colonna, condenado por el asesinato del prefecto del Estado Claude Érignac en 1999. El 21 de marzo de 2022, Colonna murió como consecuencia días antes de la agresión de un preso islamista en la cárcel de Arles. Y ello dio pie a varias semanas de insurrección en la isla por parte de jóvenes estudiantes que aún no habían nacido en 1999. Fue el momento en que Macron decidió dar un impulso a este principio de autonomía.