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Cheska, la peluquera de las famosas: "Vienen clientas de Nueva York o de Suiza. Cogen hora antes de sacarse el billete de avión"

Aimar Bretos entrevista a Cheska, la fundadora del mítico salón de belleza de Madrid y a su directora artística, María Baras

Madrid

El Cheska es uno de los lugares con más solera de Madrid. Este salón de peluquería, fundado en 1970, lleva el nombre de su fundadora, una peluquera que lleva más de 50 años con unas tijeras en sus manos. Manos por las que han pasado actrices como Penélope Cruz o modelos como Linda Evangelista. A la experiencia de Cheska, se ha sumado la innovación de su hija, María Baras, que un día quiso ser peluquera como su madre y se encarga ahora de la dirección artística del salón.

La historia detrás del Cheska

El mítico salón de peluquería nació gracias a un joven que Cheska conoció en 1970 cuando ya era peluquera profesional. Él la animó y la ayudó a montarlo: "Pusimos el salón en la calle Velázquez y desde el primer día fue una maravilla", cuenta. El negocio fluía solo. Era, además, un momento en el que no había peluqueras, "solo eran peluqueros". Ahora, más de 50 años después, el salón se ha convertido en un icono para la industria. Allí trabajan más de 20 personas y reciben a decenas de clientas cada día. Aún así, Cheska recuerda a las primeras mujeres que apostaron por sus servicios: una mujer italiana y la Duquesa de Calabria. Con el tiempo, el boca a boca la llevó a peinar a gran parte de la aristocracia española; una costumbre a la que se han ido sumando diferentes generaciones: "Vienen de Nueva York o de Suiza. Es lo que ellas llaman un viaje de chicas, van a la peluquería y se vuelven. ¿Cómo no les vamos a hacer un hueco?".

Y no solo han trabajado para aristócratas, sino también para actrices o modelos internacionales. Por sus tocadores han pasado mujeres como Linda Evangelista o Claudia Schiffer. "No impone trabajar para ellas", aseguran Cheska. "Están acostumbras y es parte de su profesión. Estar en la peluquería es un momento agradable para ellas", explica Baras.

Las entrevistas de Aimar | Cheska y María Baras

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La experiencia de Cheska y la frescura de Sara Baras

Madre e hija hacen un tándem perfecto. El salón, señala Baras, se ha convertido en un cúmulo de sensaciones: "Es alegría, actividad, pasión, moda y belleza". Alegría mucha porque, dice, el lugar está siempre muy animado. Cheska añade "el cariño", pues son muchos los que acuden allí desde años. Con más de 50 años de carrera a sus espaldas, Cheska sigue trabajando: "Me preguntan mucho por la jubilación. Claro que tengo que jubilarme, pero todavía sigo trabajando con muchísimo cariño, entusiasmo, con mucha vitalidad". Reconoce que le da "muchísima pena" que se acabe su trabajo, porque para ella hace mucho que dejó de ser un trabajo y se convirtió en un placer: "Mira los años que tengo y todavía no me he cansado". Aunque, confiesa, que ya se ha puesto una fecha límite: "Me iré cuando Dios quiera, cuando me mande una enfermedad o ya no tenga fuerzas. Ese día llegará, pero todavía no ha llegado".

Cuando decida retirarse, se irá tranquila, ya que el Cheska se quedará en manos de Baras, de quien dice estar "muy orgullosa y agradecida". Aunque, confiesa, que no se tomó muy bien que quisiera ser peluquera. Ahora, años después, agradece que tomara esa decisión. "Dios me ha dado este regalo en los años finales de mi vida. Este es un regalo tener una hija con esta ilusión, verla así de feliz".

La importancia del pelo

El pelo, explican madre e hija, es muy importante. "Lo expresamos todo con él", dice Baras. Un ejemplo claro son las actrices: "Conseguimos transmitir cómo es el personaje a través del pelo. Cuando cambian de una película a otra es algo muy significativo". Cheska recuerda que el pelo "habla y pide". Te lo dice todo. "He mandado clientas a hacerse análisis de sangre después de ver su pelo", dice Baras.

Además, un buen corte de pelo, explican, te da muchísima seguridad. Puede cambiarlo todo. Te puede cambiar hasta la forma de la cara, dice Cheska. "Está estudiadísimo y somos grandes fisonomistas", relata Bara. Por eso, es un gran halago para ambas que sus clientas se pongan en sus manos sin ningún atisbo de duda.

Lydia Ramón Espinosa de los Monteros

Lydia Ramón Espinosa de los Monteros

Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster en Periodismo por la Escuela UAM - EL...

 
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