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Andrea Martínez, psicóloga: "El FOMO no es una enfermedad, es un patrón de comportamiento"

Esta tendencia suele afectar a los jóvenes, que son quienes usan con mayor frecuencia las redes sociales, y puede tener un impacto en otro tipo de inseguridades como la insatisfacción corporal

El FOMO no ha llegado a Galicia

Madrid

Poco a poco la tendencia del FOMO ("Fear of Missing Out") o el «miedo a perderse algo» va propagándose entre las generaciones más jóvenes. Cada vez son más las personas que aceptan acudir a planes aunque no les apetezca solo porque no quieren experimentar esa sensación agridulce. Y cada vez son más los que miran compulsivamente el teléfono móvil viviendo experiencias ajenas a través de la pantalla. El Cambridge Dictionary describe este fenómeno, del que ya se habla desde 2004, como: “un sentimiento de preocupación por poder perderse eventos emocionantes que otras personas van a vivir, especialmente causado por cosas que vemos en redes sociales”.

Andrea Martínez, psicóloga y divulgadora, ha explicado que "el FOMO no es una enfermedad, sino que es un patrón de comportamiento" y ha recalcado la necesidad de diferenciarlo de una patología porque "hablamos de síndrome para todo y la gente puede asustarse". El uso de las redes sociales ha agravado esta tendencia porque estamos constantemente expuestos a los logros y las vidas ajenas. Según Martínez, la diana está en la población más joven, ya que la población que más utiliza las redes sociales es la que va de los 16 a los 35 años. Sin embargo, "el principal problema no es la red social, la problemática está en la exposición, cuanto más expuesto estás, más probabilidad hay de que sufras este FOMO", ha contado la psicóloga. Cuanto más se usan las redes sociales, "hay una disminución de las habilidades sociales" y una de las posibles soluciones que propone la experta es la de limitar el tiempo de uso de nuestros teléfonos: "Hay que hacer lo que en psicología llamamos "control-estimular", y se trata de que la persona sea capaz de identificar que está haciendo un uso excesivo de la plataforma" porque solo se suele ver la consecuencia que es esa ansiedad o inquietud que se produce tras usar las redes.

Otro de los problemas del FOMO es que puede influir "indirectamente a otras problemáticas porque un uso indiscriminado de las redes sociales puede degenerar en insatisfacción corporal, por ejemplo" ha confirmado Martínez. Aunque no se trata de una enfermedad, este patrón de comportamiento sí puede "llegar a ser el principio" de algo más grave, según ha explicado la psicóloga. El FOMO puede llegar a hacer que nos sintamos excluidos de la sociedad y tiene un impacto directo en nuestra autoestima, e incluso puede suponer un mayor nivel de ansiedad, estrés o insatisfacción frente a la vida.